Te miro y te miro. Y no me canso de mirarte. Te extraño, te olvido y vuelvo a caer. Yo no se qué pasa. Pero creo que corro peligro. Peligro no de muerte. No de desaparecer. Peligro de dolor, de frío, de abatimientos. De perder, de ganar, de desafiar y volver a caer. Caer. Y no poder levantar los ojos, otra vez.
Y hoy, pasa que me preocupo. Y no debería. Y es que ya causas algo cuando no estas. Más poderoso y fuerte aun, que cuando estas. Y eso, duele.
Y más duele decirte que tu sonrisa ha cambiado.
Triste. Pero... Es lo que nos toca. Supongo.
Y decidí que es mejor, no hacerme problema. Que si realmente me necesitas como yo he descubierto que te necesito, vas a venir porque sabes que yo no te voy a cerrar la puerta.
Duele que hayas cambiado. Pero yo no puedo. Ni tampoco voy a cambiar por vos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario