Tarde de llovizna gris, pero el sol está en ti. Hundido en tu regazo. Tejes y tus manos son dos lirios al amor, reposo en tu cansancio. Ven, te quiero ver andar, silencioso y frutal. Adagio de la espera. Ven que el tiempo es de los dos y por gracia tendremos primavera. Si eres pan que floreció en la mesa del amor y el vino de tu sangre es savia. Si tu aliento en el cristal, es cielo abierto al sol, la luz en tu regazo canta. Ven que este tiempo es de los dos y es gracia por nuestro amor

23.11.10

Alma

 La luz encandilaba mi mirada, y el sordo grito de mi alma me despertaron de mi sueño. Había durado unos cuantos pocos minutos, pero los suficientes para desatar la tragedia. Volvi a escuchar gritos, pero esta vez provenían del lado del acompañante, la luz se acercaba cada vez más y no fueron suficientes los esfuerzos de pegar el volantazo y tirarme a la banquina. 16 ruedas nos dieron de lleno, y un acoplado terminó sobre nosotros. Sólo veía fierros y a vos. Tenía la esperanza de que respiraras, pero no pude hacer nada porque al instante, entre fierros, sangre, combustible y gemidos de dolor, me desvanecí.
 Entré en una parte irreconocible de mi, donde todos mis pensamientos vagaban de un lado al otro, sin rumbo fijo. Si todo estaba bien, estabamos contentos porque todo había salido bien. Habían sido los mejores cuatro días de mi vida, eso es irremplazable. Pero todo eso quedaba en el olvido, ¿qué pasaba?
 Escuchaba voces lejanas, acompañadas de un constante silbido proveniente de no se dónde pero que hacían eco en mi oído. Las voces, hablaban de a ratos y en otros callaban.
 "No pasa de dos horas" "Aparentemente no traía luces delanteras" "¿Llamaron a la ambulancia?"
 Desperté, y me encontraba en la acera, tirado y malherido, con un dolor punzante en el muslo y al intentar verme, las naúseas me frenaron. Tenía un pedazo de parabrisas en el muslo, cortandolo todo. Una voz me advirtió que no me moviera y que pronto me vendrían a buscar para llevarme al hospital. Con un hilo de voz, pregunté por quien me tenía en vilo, pero no alcancé a escuchar la respuesta, sólo un lejano bisbiseo pues volví a desvancerme.
 Retorné a la realidad varias horas después. Y al despertar me vi, tirado en una camilla, pero no fue como verme desde la camilla, fue verme fuera de ella. Como si estuviera viendo un retrato, una imagen desgastada y borrosa de mi. Veía tanta gente a mi alrededor, veía mi herida en la pierna y las personas hablaban todas a la vez, sus voces eran como zumbidos preocupados y alterados por intentar revivir una inerte masa.
 Me di lástima, angustia y preocupación. Mi corazón no daba señales aceptables de vida, repiqueteaba tan silencioso. Se apagaba lentamente, mientras los médicos buscaban una solución a corto plazo, porque a largo plazo no iba a resistir. Todo eso veía mientras estaba alli como la sombra de mi mismo, observando desde lo lejano. Supuse que era mi alma, pero me negaba a aceptarlo plenamente porque nunca fui lo suficientemente creyente como para creer en eso del desprendimiento del alma sobre el cuerpo.
 Pero me veía como un espectro de mi conciencia e inconsciencia a la vez, observando y reflexionando sobre la imagen que percibía con estos ojos que sentía que ya no eran míos, ni mis manos, ni mi cuerpo. Me había desprendido de él y no sabía qué sería de mi.
 ¿Esto era temporal, pasajero? ¿O era eterno? Practicando un balance, ¿qué me tocaría ahora? ¿El cielo o el infierno? ¿O que otra cosa? Nunca creí en eso del cielo e infierno, si el bien y el mal existen, pero... ahora todas las preguntas se agolpan en mi ¿mente? o sea lo que sea que tengo ahora, que soy un ánima. No se que me deparará el futuro, si es que lo tengo.
 ¿Estoy vivo? ¿O muerto? ¿Estoy? ¿O soy?
 Lentamente salí de la habitación blanca donde sobre ese plano reposaba mi cuerpo, mi antigua morada. Salí y me fui lejos, caminé por lados que nunca había caminado. Vi la desolación, los niños que hacen malabares en el semáforo por unas monedas, vi un ciruja que juntaba los cartones y otros que revolvían la basura. Otros que apresurados por las calles corren con su teléfono celular en mano, otros despreocupados, otros que cruzan en rojo, otros que insultan, otros que despilfarran en fastuosos objetos y opíparas comidas,  y ¿qué realidad era aquella donde estaba parado?
 ¿Por qué jamás me preocuparon aquellas sencillas cosas, importantes ahora? ¿Por qué nunca les presté atención? ¿Por qué vivía enfrascado en un mundo tan hueco, bizarro y sin sentimientos? Austero.
 Era un animal dentro de la manada, que corría y seguía el curso del agua. Y la pregunta más importante, ¿por qué ahora me interesaba todo aquello que había ignorado antes? Necesite llegar hasta el extremo más extremo para entender dónde me encontraba, y ahora es bastante tarde porque no tengo fuerzas, no puedo asir los objetos, no puedo comunicarme, no puedo hacer algo. No tengo unas manos fuertes, no puedo gritar, no puedo movilizarme, no puedo. Todo ello tendría que haberlo hecho mientras formaba parte de un único ser: alma y cuerpo.


- Despejen. Habrá que hacer masaje cardíaco, no puede irse así- escuché. Las voces estaban entre un dejo y el esclarecimiento. Tras una breve descarga, logré rescatarme de ese pozo donde había caído. Aquella ventana hacia la verdad.
 Tum tum. El corazón volvía a sonar.
-Está estable- una somnolencia me dominó y cai nuevamente en la inconsciencia, esta vez, era más tranquila

5.11.10

Al ex-combatiente

 En sus sueños sólo había explosiones. Sólo horror y muerte. Su mente era un infierno al cual deseaba escapar con urgencia, necesidad. En vida era un desastre porque para él había muerto a miles de kilómetros de esta ciudad, en las heladas tierras del atlántico.
 No puede olvidar su pasado, porque está impregnado de él, en vida y muerte. Sueño y realidad. Fue un destino que él no quiso, obligado a defender la patria de un enemigo mortal, del lado de una nación ya en ruinas que se encontraba dando los últimos manotazos de ahogado.
 "Estamos ganando", pero él perdía, ellos perdían, todos perdían. Jamás pensó que no podría volver a ser lo que era antes, le fue arrebatada la juventud y las ganas de vivir. Aquellos uniformados que les obligaban a pelear contra el enemigo, les habían robado todo, la vida, la muerte, la tranquilidad, ni siquiera disfrutada en sueños.
 El único campo de batalla en el que podrían vencer las bestias de aquel infierno no consumado, era en el de la desinterés por la vida humana, la no preservación de los derechos humanos y la feroz negativa ante lo que todo el mundo, sabía, pero que prefería callar. Eran dueños de la verdad y la mentira, y de la vida de miles de jóvenes obligados, reitero a defender una patria, deformada por la falta de escrúpulos de un gobierno nefasto.
 Su presente se conecta a ese pasado cercano, del cuál no puede desprenderse porque claramente no puede. Porque los recuerdos lo persiguen hasta en los sueños. No puede evitar recordar las bombas, las noches frías en las trincheras, las tazas de matecocido y un cacho de pan, mientras que la sociedad comprometida con aquellos héroes enviaban chocolates, regalaban sus joyas y daban lo poco que tenía. Eso poco que quedaba justamente en manos de pocos, pero no de quiénes las necesitaban.
 Puede que muchos hayan olvidado tu propósito anestesiado al cual debiste doblegarte por no tener otra, pero vos no podés olvidar a los "muertos en combate en honor a la patria", combate injusto desde el vamos, injusto por no llegarle ni a los talones a los ingleses que a la primera de cambio nos hicieron mierda; injusto porque una guerra haya sido llevada a cabo por un "gobierno" que no tenía la capacidad de afrontarla. Una insípida e innecesaria guerra.
 Ejecutaron el mismo procedimiento sistemático que en la Argentina continental, aportando 649 víctimas en suelo isleño a la sangrienta lista, víctima de la dictadura más cruenta que pudo ver el país.
 649, más todos aquellos que no soportaron el infierno después de la guerra y todos aquellos que perdían a sus seres más queridos, él perdía, ellos perdían, todos perdían. Eran fichas de dominó, que caían sin parar.
 Era increíble tanta miseria, todos los inescrupulosos que decían que acá no pasaba nada, que los argentinos eramos derechos y humanos mientras se mataban a centenares y miles de inocentes, y a otros que tal vez no los eran pero que merecen el trato que se le brinda a todo ser humano, un juicio justo y su respectivo cumplimiento de la condena y no la tortura sistemática ejercida. Es más, mucho más increíble que hasta aquellos torturadores y ejecutores del terrorismo de estado hayan tenido la suerte de haber sido indultados y liberados de las atrocidades que cometían contra la sociedad civil, gracias a las leyes de obediencia debida y punto final.


 Él sólo busca un poco de paz en este infierno, porque ya que no puede escapar del horror, quiere por lo menos sobrevivir, un tiempo más como lo viene haciendo desde hace 28 años, porque él es un muerto en vida, dejó su sangre y su estela allá y hoy tiene que renacer de las cenizas, de lo poco que le queda.

22.10.10

El Gorrión

 Tomó un camino bastante estrafalario, bastante raro. La maleza le llegaba a las rodillas, pero era tranquila. Era una pradera verde, ya con tintes amarillos. Vio su proceder, se notaba por dónde había caminado, los pastizales aplastados por sus pies dejaban la señal de su remolinado caminar.
 El verdor aplastado, no dejaba más resultados que figuras histriónicas en la maleza, ya inclinada por la brisa veraniega. Ahora el inclinamiento llegaba a la tierra fértil, de donde habían salido alguna vez, dando las primeras señales de vida. Las figuras, no dejaban más que pasos y él no dejaba más que figuras.
 Comenzó a tararear una canción conocida para él, era aquella que su madre le cantaba cada noche para que conciliara el sueño. Tenía tan adherida a la mente esa melodía que cada vez que la recordaba sentía que su madre estaba allí, frente a él, tarareando a la par. Esas pocas tonadas eran ya un tesoro, un tesoro más valioso que cualquier piedra preciosa con la que pudiera toparse en toda su estéril vida.
 Marchaba sin un rumbo fijo, siempre hacia adelante, hacia a aquella línea interminable, el horizonte, custodiada por una eterna fila de pastizales y unos cuantos árboles. Caminar sin rumbo con el único objetivo de seguir, andar andando, con los pies, con su fuerza de voluntad. Sólo andando, por el mero hecho de andar.
 A lo lejos escuchó el pequeño sonido, un arrullo constante, al parecer estaba pasando por allí un arroyito, aledaño al poblado más cercano. Y así sintió que un nuevo objetivo había cumplido. Llegar sin rumbo a algún lado, desde aquel crudo invierno en el que dijo a su madre que se iba, lejos. Y aún con el reproche en los ojos de su padre y el desconsuelo en los de su madre, se marchó.
 El canto de un pájaro, al parecer un gorrión, llamó su atención. Acompañó su canto, como él tarareaba la canción de cuna de su madre, el gorrión cantaba. Y así dispusieron los dos a cantar, sin ningún sentido, sólo sentían la soledad. Tal vez aquel emplumado, como lo estaría haciendo su madre, estaría esperando a alguien más o tal vez lo estaría buscando. Era un canto desesperado, ansiando que en algún momento esa persona querida aparezca revoloteando cerca del nido. Se sintió extraño al comparar a un simple gorrión con su madre.
 Sintió la añoranza de los días en que jugaba por el patio y por la casa, y la cantidad de veces que aquella mujer, con manos fuerte para el trabajo y débiles como una dama lo resguardaba de la oscuridad, del miedo y de los golpes de su padre. Pero él ahora era un hombre entrado en años, y el pequeño jovenzuelo que rompía los vidrios era ya un hombre, hecho y derecho.
 Mientras caminaba, pensaba todo esto. Y así en los vaivenes entre conciencia, recuerdos e inconciencia, percibió los primeros vestigios de un pueblo. Por primera vez encontró un camino y a lo lejos ya se veían las casas y el humo saliendo por las chimeneas. ¿Cuántas mujeres, así como su madre lo hizo durante más de 20 años, estarían en estos momentos haciendo el puchero en la cocina a leña, para el marido que viene de trabajar como peón en el campo? ¿Y cuántas estarán jugueteando con sus pequeñuelos, de cachetes colorados y el rostro lleno de pecas? ¿Cuántas estarían en el arroyo lavando la ropa? ¿Cuántas?
 Y también pensó, ¿cuántas estarían despilfarrando el dinero en viajes y cosméticos? ¿Cuántas estarían despilfarrando la luz solar, después de haber vivido "por la noche"? Pensó que ninguna de ellas, estaría en estos momentos lavando la ropa, cocinando y cuidando a sus niños. Ellos estarían a cargo de otra mujer, que se encargara de todo aquello.
 Se adentró en el pequeño poblado, un precario cartel lo hacía llamar:
"El Gorrión. -258 hab.-"
 Ahora él sería el habitante número 259, aunque sólo sea por unos meses. Hasta que decida marcharse de nuevo,
siempre lejos de casa.

15.10.10

NO title

  Era un conjunto de cosas que cada vez que las rememoraba, le hacían daño. Aún no había encontrado la forma de desterrar los malos momentos, no había planteado su faceta de inventor para crear esa manera. No quería jugar a ser "Dios". Traer y llevar, vivir y morir.
 Las cosas no estaban bien, no encontraba el camino para llegar a algún lado, no tenía claro de dónde debía llegar, no tenía bandera de largada. Supuestamente la luz verde nunca se daría. Estaba en una prisión, de cuatro paredes, hechas de cristales, para poder ver lo que hay del otro lado. Los vidrios se empañaban por su propia respiración, su propio impulso. ¿Qué iba a pasar cuándo no pudiera ver nada más? ¿Tendría que continuar a ciegas, tanteando? ¿O plantarse ahí, siempre en el mismo lugar?
  Bien dice una frase:
 "La idiotez parece ser moneda fuerte. Tal vez porque de idiotas se nutre la maldad. Se impone sobre el bien"
 Soy la única pasajera de un tren que va desierto. Un vagón colmado de recuerdos, que llega a los confines de la memoria. Última estación: tu corazón. Allí el vagón descargará todo lo malo que dejaste en mí. Te lo vas a quedar, lo vas a ver y reveer. Mientras que yo, marcharé feliz o por lo menos con una cierta tranquilidad de haber realizado en parte mi cometido de olvidarte. Si te dejo mis malos recuerdos, será un buen paso para olvidar la peor parte de vos. Me quedaré con los buenos, hasta que por más que no quiera; olvidaré hasta la más insignificante señal de que alguna vez formaste parte de lo vivido. Te transfomarás en el olvido, sin más ni más.

13.10.10

Ruleta

 La ruleta gira sin parar. Hoy negro, hoy rojo. Mañana no se sabe. Mañana podría tirar de nuevo y salir algo diferente. Yo no busco realidad ni fantasía, no busco fortunas, riquezas ni gloria. Sólo busco subsistir, seguir sobreviviendo, ya que a cuestas tuyo no lo conseguí. Tendré que encontrar y saber aprovechar nuevas formas de energía. Habrá que renovarse, renovar el aire, el aire fresco y frío me va a hacer bien. Me hace bien.
 Busco la indiferencia del mundo porque ya a estas alturas me adormecieron la cara a trompadas, me ahonda en el pecho la herida de "tu" indiferencia, la que tanto evite, ahora sin querer la encontré.
 Hay algunos que creen que para ser gente necesitan demostrar su ego, su superioridad, su estupidez humana. A mi entender sólo basta con mostrar las debilidades. Ahí es donde se encuentran las actitudes positivas y negativas de la personalidad.
 La vida tiene cosas fuleras, pero uno tiene que saber cómo darlas vueltas, cómo revertirlas. Hay que ponerse en rebeldía y bancarse esas cosas, fuleras y no tantas. Hay que roer el hueso a más no poder y dejar algo nuevo y usado. Nuevo, de tanto roer se deforma y usado porque por más que no querramos forma parte de nuestro pasado, es parte de nosotros mismos, nos forma como comunidad y como individuo.

9.10.10

Soy aquel

 Si, soy. Soy aquel que habla por los que no tienen voz. Aquel que calla por los que hablan de más. Soy aquel que corre por quienes no se mueven, soy aquel que se queda atrás para que otros pasen. Soy aquel que espera, que deja, que atrae, que guarda, que respira...
 Soy aquel que se mueve para que otros lo vean y lo imiten, soy aquel que se pone el disfraz de estatua para que otros lo envidien.
 Soy aquel que calla y otorga, soy aquel que habla y corrompe. Soy aquel que no tiene miedo por aquellos que lo tienen, soy aquel que espera dentro del caparazón, con recelo al exterior. Mundo inseguro.
 Soy aquel, soy. Soy aquel que encuentra alivio y se sofoca. Soy aquel que se ampolla las manos carpiendo las mentes. Soy aquel que dona sus manos a quienes no pueden.
 Soy aquel que dice todo, y a la vez no dice nada. También soy aquel que en el silencio se refugia, se escuda y desde allí observa.
 Soy aquel que escucha hasta el más simple sonido y saca conclusiones... sin sentido y austeras.
 Soy aquel que se dispone salvar el mundo pero que abandona prontamente porque no puede salvarse ni a sí mismo. Soy aquel que necesita ayuda pero que es lo suficientemente orgulloso como para pedirla. Soy aquel que le encanta profundizar, pero ama la sencillez.
 Soy aquel que se amolda, soy aquel al que todo le cuesta. Soy aquel que hoy marcha, que hoy sostiene una bandera, que hoy persigue un objetivo y a la vez se queda en el molde, dejándose caer.
 Soy aquel que busca un ideal, soy aquel que lleva a cabo esta huelga, una huelga a la incertidumbre y al ideal utópico de un mundo mejor.
 Soy aquel que hace y al pasar lo deshace. Soy aquel que trata de ganar tu corazón, pero no hace más que perder. Soy aquel que tiene miedo al amor.
 Soy aquel que no tiene razones, ni propósitos, ni siquiera un sentimiento. Soy aquel que dice la verdad, cuando en realidad encubre una mentira. Soy aquel que odia la mentira, es lo que retrasa al mundo.
 Soy aquel que quiere llegar al final, pero no lo encuentra ni lo ve a lo lejos porque ni siquiera conoce su principio.
 Soy aquel que vive, muere y resucita, renace de sus propias cenizas como el ave fénix. Soy aquel que busca tu felicidad aunque cueste la suya propia.
 Soy aquel que no sabe quién es, pero igual sigue probando. Soy aquel que no va a decirte por qué le duele, pero que intenta de manera irracional saber por qué a vos sí.
 Soy aquel que se va y al rato vuelve, porque no se soporta. Soy aquel que le tocan las malas porque regala las pocas buenas.
 Soy aquel que es demasiado contradictorio, lo sé. Pero, soy aquel.

7.10.10

Juan Pérez

 Había podido empezar por decir, hablar de cosas lindas como pájaros, árboles y flores y decir que son cosas hermosas de la vida, pero no lo fue a hacer. Había podido decir que en esta ciudad se siente la soledad en carne propia, pero seguramente no tendría el arte y el maleficio para hacerlo realidad y hacerte sentir lo que siente.
 Había podido hacer y no hacer nada, podría haberte dicho cosas y podría ocultarte otras miles, ya verás que no es nada lindo quedarse haciendo pie, como se pueda. Sin esperanza.
 Había podido hacer miles de melodías, que representen la vida diaria de la vida, podría decir miles de cosas, pero, ¿a quién se las diría? Sólo pudo decir que no tuvo un amigo de verdad. Un ser que haya escuchado las barbaridades y disparates que tenía para decir. Esas que se esperan que no haya problema en decirlas, que se critiquen sólo si fuera necesario.
 Estaba solo en el mundo, un mundo desterrado de todo sentimiento de amor, un mundo dónde pululaba el odio y la mentira, el asco de vivir un día más, un mundo corrupto y corroído por igual a dónde fuera. No tenía un amigo de verdad.
 Sentado solo en un banco, con una valija marrón café a su lado y con una apariencia decrépita a sus veintidos años, sus pensamientos vagaban por un mar de infelicidad. Había tomado su decisión, era lo mismo estar solo aquí en la gran ciudad o lejos. Estaría solo de todos modos.
 Ya no confiaba en el amor, sólo creía en la hipocresía de la vida, pues ninguna persona le había enseñado que las cosas podían ser diferentes. Se quedó con la primera mano, las cartas eran malas, cantó truco y la vida le dijo quiero, cantó re truco y la mentira le mostró el ancho de espadas clavado en la frente. Él era un cuatro de copas, no podía ganar por más garra que le pusiera.
 Él era su propio Juez, Jurado y en estos casos hasta su propio verdugo. Acusado, Fiscal y abogado defensor. Quería gritar e implorar, implorar misericordia a un Dios inexistente, a alguien que de la cara y le dijera por qué se había quedado solo.
 El divagar de sus pensamientos se cortó por la bocina del tren. Se levantó con pesar y tristeza del banco, miró con extrañeza a un perro blanco que estaba a su lado y a las moscas que lo rodeaban, y se sintió aún más miserable. Hasta aquel perro sarnozo podía disfrutar de otro ser que lo acompañase en su trivial vida de perro callejero.
 Ya se veían las primeras imágenes del vagón locomotor y veía su primitiva vida de niño burgués ante sus ojos, niño-jóven que buscaba salirse de todo ello que había caracterizado sus primeros años en este mundo. No quería lo moldeado para él, quería algo nuevo, algo que le había costado la soledad, el amor y las ganas de ser una persona nueva, lejos de lo que hemos de llamar el capital de sus memorias.
 Se estacionaba en el andén aquel que lo conduciría a un lugar nuevo, dónde seguiría estando solo, pero por lo menos sin el remordimiento de haber tenido la oportunidad de estar con alguien.
 Decidió tomarse su tiempo para subir al tren, mientras reflexionaba un poco más. ¿Qué podría haber perdido? Ni siquiera sabía si había ganado, pero sacar un empate en momentos así, valen más que cualquier victoria y por goleada. Pasaban los minutos, los segundos y no sacaba conclusiones acertadas, sólo una: estaba solo, y el amor lo había engañado.
 Sonó el clásico: "Todos a bordo" y sin más se lanzó a lo desconocido. Ahora no había nada, ni amigos, ni padres, ni amada. Ni perro flaco, ni moscas. Estaba solo en lo desconocido y le sentaba bien.
 Se buscó un asiento junto a la ventana, y dejó de pensar en tonterías de niñito mimado de mamá, porque sólo por pensar que estaba en soledad, no solucionaría las cosas. Era tiempo de ser hombre y asumir lo que viniese.
 El tren partió de la estación, con un ensordecido bocinazo y el vagón estaba habitado tristemente por tres personas. El guarda le pidió su boleto y él se lo enseñó. Verificó que no fuera un polizón, pero sabía que era un polizón de su propia vida, de su existir.
 Se tomó el tren hacia el sur, allí le iba a ir bien. Juan Pérez se haría llamar ahora y nadie lo conocería, sería la oportunidad de ser lo que nunca fue en su vida: libre.

2.10.10

Cuatro minutos

  Son cuatro minutos, cuatro minutos. Hay tantas cosas que puedo decirte, que puedo sentir, pero aún así me quedo con toda esa magia negra dentro. No puedo emitir sonido. Que más daría por tenerte frente a mí para poder descargar la furia contenida que hoy sólo puedo sacar tirando un libro al suelo.
  No sólo es furia, es una mezcla explosiva, furia, ganas de salirse de sí, ganas de llorar, de reír, de decirte cosas que jamás le diría a alguien, cosas sin sentido, con sentido, disparates, realidades y mentiras. Pero no voy a decirte verdades, porque no me has dicho ninguna. Cosecha lo que sembraste, sólo mala peste, mala yerba, no sirve ni para dar color, ni para dar sentido al paisaje. La mala yerba no combina con las flores.
 Es un silencio solitario, un silencio que es a sí mismo es peligroso, es molesto e irritable. Si pudiera llenar cada hueco, lo haría. No quiero dejar un silencio, porque siento que el silencio te hace pensar y reflexionar. Eso no me serviría de nada, quiero decir estupideces y que salgan a borbotones como la sangre de un niño que ha caído de bruces a la vereda.
 Quiero rasparme el corazón, rallarlo y eliminar cualquier vestigio de tu existencia. Sé que las heridas que se hacen nunca más se borran, pero por lo menos quiero encontrar un analgésico para olvidar el dolor por un tiempo, porque para siempre va a ser demasiado complicado. Pero no me resisto, voy a encontrar la fórmula rápido, porque empieza a surtir efecto. 
 Estoy buscando alguien que me de la mano sin lastimarme, sin prometer cosas en vano, cosas que después no se cumplen, estoy bastante suceptible con la verdad, creo que nada es verdad, todas son verdades como chivos expiatorios de otras mentiras. Quiero que me inviten a salir de lo que siento, quiero que no me suelten, ir juntos, y a la par.

25.9.10

Pronosticabas lo que iba a suceder

 Y así fue, la incertidumbre se terminó y dio paso a lo que era un poco más que obvio. Esas dos cuadras me sentí como cordero marchando al matadero, sabe a dónde lo llevan y que es el final, pero aún así guarda una leve esperanza de que esté equivocado y que el dueño lo lleve a tomar un helado.
  Pero en fin, si las cosas se dieron así, fue porque tal vez tenían que ser así. Y eso que no soy de esas personas que creen en el destino, me parece algo absurdo y banal. Algo sin sentido, confío en tener uno mismo la batuta de su vida y no caer en lo típico y cliché de dejarlo en manos de algo inestable como lo es el destino. Nadie se encarga de mi vida, a lo sumo lo haré yo.
 ·No se muy bien cómo patear fuerte al medio y no se cuándo tirar a colocar. Pero eso sí, no va a cambiar, voy a ser yo siempre el primero en patear·
 Pero esta vez, no fue mi... ¿culpa? yo no terminé las cosas, no fui yo. Asi que no tiene mucho sentido el hecho de ocuparme de mis propias decisiones.
 En fin como no fui yo, no me resta más que aceptarlo, ya está, se terminó,
 C'est lavie.
 Ni siquiera me gasté en hacer un duelo, porque me parecía realmente patético, en realidad me da alegría en algún sentido, era mejor saltar ahora y despejar el terreno, seguro que él se habrá sentido igual porque existen explicaciones rebuscadas, pero esta se pasó.
 Y de manera magistral. Fue como el gol de Diego a los ingleses. No soporto la gente que hace analogías de la vida diaria relacionando con el fútbol, pero me doy un permitido. Creo que se gano el premio a la mejor explicación rebuscada, ¡bien number one! así se hace.
 Hoy te digo que ya fue, no puedo creer que lo esté superando de esta manera, lo debo estar reprimiendo y seguro después es peor, a lo mejor todavía no caí, pero eso no es, estoy más que segura de lo primero, tengo los pies bien plantados en la tierra como las raíces de un árbol.
 Me siento bien porque no tuve la culpa, hice todo lo mejor que pude a mi manera, y si no le gustó se puede ir al averno de las letras, porque me siento bien, desempeñé un buen papel en esto y me siento orgullosa de mi, ¿Qué más da? Asi de una, no voy a cambiar, la persona que me quiera como realmente soy, estará en otro lado. Porque no supo aprovechar todo lo que valgo
 ·Preferible hacer las cosas a mi modo, aunque sufra se que va a haber un amigo, único ser con el que voy codo a codo, ya que mucho más que dos no fui contigo·
 De un te quiero a la pasión hay largo trecho, o del dicho al hecho hay largo trecho, son frases que cooperan con mi buen humor. Sufrí creo que el viaje en el micro, me da miedo estar sintiéndome bien, capaz que me pega todo de golpe después y me la da en la cara, sólo espero que no duela.
  ·Mi 'te quiero' quería levantar castillos, pero el tuyo sólo sostenía un muro·
 Es más me prometí no derramar una lágrima por alguien que evidentemente no se lo merece, gracias a que ayer una amiga me recordó algo: quien realmente las merezca jamás te hará derramarlas. Y es así, ya me hice a la idea de que es así, y no tiene sentido estar mal por alguien que no se lo merece, ¿cómo si fuera que al señor ego le importe cómo me sienta? No lo creo. Que la siga careteando, que así, se cree que le va bien. Estás haciendo las cosas mal y todo el mundo lo sabe, sólo que pensas que todos tenemos dos dedos de frente y no nos damos cuenta, cuando no somos ningunos giles. 
 ·Que tengas suertecita, que te conceda la vida, cada día lo que mereces. Que no te falte de nada, que no te de la espalda la esperanza, que encuentres el buen camino, QUE SEA EL TUYO Y NO EL MÍO·
 Va para él, el pibe que se la dio de maduro, un chico muy maduro para su edad según sus propias declaraciones, vamos a ver a quién se le cae primero la careta y si tu presunta madurez se resiste. Hay cosas que no tienen remedio, seguí enfrascado con tu madurez revestida. Un consejo, si vas a chocar mejor bajar un cambio.
·Buen viaje
·Bon Voyage
·Have a nice trip!
·Tenha uma boa viagem
que yo sigo con el mío, mucho mejor.


 Lo único que en verdad te agradezco es que hayas venido a aclaralo, aunque fue después de una semana de mierda que me hiciste esperar. Lindo eh, gracias. Lo peor es que sólo sé la mitad de las cosas, esa es la sensación que me queda. Algún día sabré la otra mitad y ahí o te entenderé (cosa que me parece muy improbable) o te hundiré más en mi memoria para nunca más sacarte a flote de nuevo.

14.9.10

Pleamar, bajamar

 No me detuve a pensar un segundo. Lo cierto es que trataba de abrir los ojos. Albergaba la esperanza, es más ansiaba cada segundo que transcurría que pudiera abrir mis párpados y ver la luz. Era la única forma de saber que no me encontraba... bueno, hablando con sinceridad, esperaba con todas las fuerzas no estar muerta. Y la única forma de saberlo era observar la luz matinal que traspasaba por la ventana y me daba de lleno en la cara.
 Aún me encontraba en la oscuridad, así que tenía dos posibilidades: la madrugada estaba presente y la noche reinaba en plenas tinieblas; o tal vez me encuentre en las profundidades de un nuevo mar, esperando el desenlace fatal. Tal vez, la ansiedad de cada noche, previa a un sueño, a un nuevo dolor.
 No es que no sea una adicta a la angustia, pero ya tenía hecha a la idea de lo que me aguardaba y la verdad algún día tenía que acostumbrarme.
 Cada noche era espantosa. No podría aguantar mucho meciéndome sobre una pesadilla que no me llevaba a ningún lado, a ningún puerto seguro. Quería encontrar la solución, pero sabemos que en los sueños correr rápido no sirve, ni siquiera huir, no hay lugar a dónde ir. En este caso, no hay lugar donde nadar.
 La pesadilla se había vuelto sistemática, mecanizada. No esperaba nada nuevo y eso era peor; esperaba y aguardaba cada momento como si fuera el último (ojalá lo fuese) pero eso tampoco era bueno, porque el final era horrible, el momento en que me dejaba ir, el del abandono.
 No era miedo al agua supongo, después de todo y a pesar de no saber nadar, me sentía relativamente "a gusto" hasta el fatídico momento. Lo que más me causaba desesperación era la sensación de ahogo, el simple hecho de no encontrar el oxígeno.
 Caer al agua era lo más sencillo. Tenía todo controlado, yo había decidido echarme al agua. Era uno más de una larga fila india esperando con impaciencia el momento de arrojarse al agua. Unos reían, otros no ocultaban su ansiedad moviendo sus pies a un ritmo frenético, otros aparentaban calma y tranquilidad en silencio.
 Poco a poco llegaba mi turno. Se arrojaban como si no importara que hubiera debajo. Pero todos estábamos seguros de que no iba a ocurrirnos nada malo, aunque estuviéramos sobre un impresionante acantilado donde las rocas con sus puntas amenazantes eran el paisaje natural de la escena.
 El tiempo se estrechaba de a ratos y se hacía insoportable en otros. Pero el tiempo no juega un papel fundamental en los sueños, si es que este era uno. Pero estaba convencida que lo era. No había otra opción.
 Finalmente, el momento llegó. Con impulso y decisión, una corta carrera y allí estaba: saltando a un vacío inexistente pero con una seguridad que hasta a mí me asustaba. La caída era un letargo más que extraño, pero de un momento a otro me zambullí en el agua.
 Salía a la superficie de a poco, me costaba pero todavía podía con esto. No me sentía lo suficientemente perdida como para abandonarme. Esperaba a que alguien más cayera detrás de mí, y también esperaba encontrar a quienes habían caído con anterioridad. No había nadie, me encontraba sola y eso, aunque no quisiera, me aterraba.
 El pánico me invadía lentamente cuando intentaba bracear a una orilla, algo que me diera estabilidad. Pronto comencé a agitarme, moverme tanto me causaba un extremo cansancio, así que decidí detenerme, tratando de flotar sobre el agua limpia y cristalina por el momento. Tranquilas.
 Luchaba contra el pánico, la sensación de ahogo y el cansancio. Y como si fuera poco, sabía que lo peor estaba por venir. Acostumbrada, me sentí esperando el desenlace, miedo era lo último que podía esperar.
 Una vez más me encontraba allí, un lugar que conocía como la palma de mi mano, pero que aún así me seguía desesperando como el primer día. Esperando, sin nada a que aferrarme. No había esperanza, ni encontraba un motivo para salvarme. Me adentraba en el abandono.
 Las nubes de este cielo se poblaban de manchuras negras, relámpagos y el ruido ensordecedor de un trueno a lo lejos. Las aguas abandonaban su aparente calma y comenzaban a agitarse, presa de una marea incontenible, me encontraba luchando por encontrar la superficie. El agua limpia y cristalina, se transformaba en una espesa marea negra, oscura. La oscuridad era el elemento predominante. Parecía que el agua tenía una consistencia similar al petróleo: negro y pesado. Pero después de todo era agua.
 La fuerza de las enormes olas me arrastraban a la profundidad. Lo que no quería. Mis brazos no podían más del dolor, me acalambraba aún más el pensar que debía continuar si deseaba salvarme. Guardaba el poco oxígeno que tenía, pero ya bajo el agua era inútil. En un intento por buscar aire, abrí mi boca pero sólo encontré agua.
 La presión me comprimía la cabeza hasta no poder soportar. Mis pulmones cambiaron el aire limpio por la negrura del agua, pudría mis entrañas. Me pesaba el cuerpo por el agua, mi interior ardía irritado por la sal marina.
 Era el mayor sufrimiento, y por consecuencia era lo último. Era el momento de dejarme allí. Caía lentamente a las profundidades de un océano, feliz él de tener una víctima más. Allí estaba, muriendo.
 Una luz me aguardaba al final de la caída, iluminaba con intensidad mis ojos que permanecían cerrados. Los abrí, y la luz matinal bañaba de reflejos la habitación.
 El silencio reinaba. Había sobrevivido otra noche

Peter Pan

 Me siento orgullosa de mí. En este año he descubierto cosas de mí misma que antes no sabía, y eso me da un empujón.
 Es genial descubrir, abrir puertas que estaban cerradas
"No me ves pero ahi voy a buscar tu prisión de llaves que sólo cierran, no me ves pero ahi voy a encontrar tu prisión."
 Es decir, voy liberando pequeñas emociones y sentimientos que estaban encarcelados.
 ¿Quién era el guardiacarcel? ¿Quién tenía las llaves de la celda? -YO. Pues yo misma, que ingenuo.
 En fin, volviendo al principio, en este tiempo he descubierto hasta el momento dos cosas de mi vida que antes no sabía: mi miedo al agua, pero no es que tenga fobia a bañarme o a lavarme las manos, no eso no. Tengo más miedo a ahogarme, o mejor dicho, mi miedo es: miedo al ahogo, a la falta de O2 en los pulmones. Me sofoca sólo pensarlo. Es uno de los primeros miedos que descrubrí.
 En segundo plano, encontré mi miedo a crecer. Si, tengo miedo a crecer y es bastante estúpido. Yo que siempre goce del pensamiento de creer que era lo suficientemente madura como para afrontar el problema. Pero descubrí que en realidad no es asi.      
 Víctima de este miedo, sentí la necesidad de que todo se mantuviera en su mismo lugar, que nada cambiara. Que todo permaneciera por tiempo indefinido en el punto justo. Algo que creo que es el mejor momento. 
 Asi es, me siento una especie de Peter Pan que no quiere crecer, salvo que no tengo niños salvajes, ni un País del Nunca Jamás a donde ir. Y creo que no supone ninguna ayuda decir: Yo si creo en las hadas, etc etc.
 Me tengo que quedar en el mundo, este en el que estoy, qué bazofia. Pero es lo que tengo. Siempre es medio pelotudo decir: "no tengo algo, pero tengo esto. Y bueno es lo que tengo, ¿no?"
 Me encuentro sufriendo,
el "Síndrome de Peter Pan":
fenómeno que sufren aquellas personas que experimentan el miedo a crecer y a asumir responsabilidades.
 Pero no tengo problema en asumirlas, ya he asumido otras, pero... esta definición está mal. Tengo miedo a crecer, a perder la esencia de mi juventud y convertirme en una agreta igual que todos los fuck adultos.
 Obvio que quiero ir a la facultad, te la pintan muy copada. Tiene muy buena prensa la facultad. Capaz es algo más. Pero no quiero perder esto que tengo ahora.
 Ni yo me entiendo.

¿Dónde estas Wendy?
Desapareciste y te llevaste consigo mi otro yo

10.9.10

En fin

 Como bien dice el dicho: Tanto va el cántaro a la fuente, al final se termina rompiendo. Y se rompió al final. Bien por mi, me parece perfecto. Porque me siento bien.
 Y si no hubiera sido así, no se, tal vez habría encontrado otra cosa. Y hubiera sobrevivido. ¿Qué era lo peor que podía pasar? Siempre es una buena pregunta. Las cosas siempre pueden estar un poco peor que antes. Así que bueno, a mirar lo que hay, que seguramente debe ser mejor que algo. Debe haber un algo peor en la borra de café. Y si no llegué ahí todavía, me quedo con este vaso medio lleno. Y no medio vacío.
 Me aferro a lo que hay, un pequeño salvavidas. No me va a salvar, pero me mantendré por unas horas más. Y si lo mejor hubiera sido dejarme ir, lo habría hecho si considerara que eso fuera realmente necesario. ¿De qué desastre me salvé? En buena hora (o mala hora) te solté, o me solté. En fin ahora vale cualquier opción.
 Y no se si es buen momento, pero que se yo. Ya no me importa realmente, una mierda. Y así seguiré, ya no quiero saber nada. Lo importante ahora es que te tengo. Aunque mejor pongo te tengo entre comillas, o sea "te tengo", por lo menos te tengo entre comillas y no me quede con las manos vacías. Genial, encontré mi vaso medio lleno, y me aferro a esto que es un pequeño salvavidas del abismo. Y no voy a caer más bajo, porque no me lo merezco. Es un pensamiento bastante individualista pero me encanta. Creo no tener registro de la última vez que sentí tanto optimismo de mi parte. Y esto no es una cuestión racional, lógica, matemática o mecanizada. Es una cuestión de sensación, ¿una cuestión de actitud? Y ya sabemos que en los sentimientos no hay regla, ni juicio. Pero es genial, me siento optimista y no solo de manera lógica y racional sino también ¿sentimental? Espero que exista la palabra.

9.9.10

Precio

¿ Tenes algun precio para esto?
¿ Cuánto vale? Un par de pesos, un par de zapatillas, una docena de facturas
¿ Qué vale? Una visita guiada, un cacho de papel arrugado, un paisaje.
¿ Cuánto valgo? las ganas de vivir, tirarse en el pasto a ver la nada, sentarme en soledad.
¿ Qué estas dispuesto a pagar? arriesgar algo inútilmente, tararear una nana, escuchar a los grillos.
¿ Qué precio tiene?  Tal vez pienses, algo. O nada. Vale algo mas que eso, era hora de que lo sepas. Vale una sonrisa, una mirada, un gesto, una lágrima, una pestaña, un movimiento, un mareo, una charla, una amistad, un amor.
 Un romance, un perro, un momento, una nube, el cielo, un ave, el campo, el pasto. Un abrazo, un beso, un guiño, el sonido, la luz, la soledad, la creatividad, la imaginación, la mente, el quicio, la psiquis, el alma, el corazón.
 La verdad, la mentira, la idiotez, la inteligencia, la estupidez, el inconciente y la conciencia. Una hora, un minuto y un segundo, un espacio, una plaza, una casa, una chimenea, la cocina, un mensaje, un aviso, una advertencia y un consejo. La infancia, la inocencia, la culpa. Un paseo, un jardín, una flor, un árbol, un ser vivo, una piedra, un arroyo.
 ¿A qué te podes acostumbrar?

26.8.10

Suéter Beige

 Su suéter beige no le convecía del todo. Pero después de haberse probado miles de combinaciones de ropa, no tenía ganas de continuar. Al final, optó por una pantalón negro, una camisa blanca con finos detalles en color y un par de zapatos monoacorde a su vestimenta. Por sobre todo el suéter beige y una bufanda cuadrillé roja y negra. Se recogió el pelo castaño claro y de gran largo en un rodete bastante perfecto.
 Tomó las llaves de su auto, un viejo coche de un modelo de hace una década, pero no le importaba si las demás personas opinaban algo de él. Desparramó la oleada de pensamientos y salió al exterior. La lluvia la recibió con los brazos abiertos. Recordó que no tenía un abrigo apropiado para protegerse de la fina capa de lluvia persistente, así que tuvo que volver a la casa. Buscó un abrigo, y se quedó con un impermeable color azul oscuro. De pasada tomó un paraguas floreado, bastante fuera de lugar a su apariencia.
 Atravesó la cortina de agua y abrió la puerta del coche. Dentro de la cabina se sintió de un modo a salvo. Observó el reloj antes de partir, aún le quedaba media hora para llegar al trabajo. Otro día igual que siempre. Sin cambios, otro día con el suéter beige, la única diferencia era que la lluvia daba un nuevo ritmo a su paisaje. Conducía despacio por dos razones: primero, no quería llegar al trabajo y menos ser una de las primeras en estar allí. En segundo lugar, la lluvia cubría la carretera y no era buena idea conducir con rapidez; las llantas de su coche ya gastadas podrían causar un desastre.
 Habían pasado quince minutos de su salida. El estacionamiento de su lugar de trabajo estaba escasamente poblado por algunos autos. Salió del interior con el paraguas en la mano y un pequeño bolso oscuro. Dentro de la oficina el calor ardía, la calefacción era importante. Podía ver a sus compañeros sin sus camperas, luciendo un hermoso suéter color beige.
 Tomó el ascensor dirigiéndose al tercer piso, dentro del elevador habria tres o cuatro personas. Todos ellos mostraban una apariencia única e igual a la vez. Salió del ascensor y llegó arrastrando los pies a su pequeño cubículo. Encendió la computadora. Ahora ella era una más. Una persona más, un empleado más, con un suéter beige y rodeada de cientos de cubículos

25.8.10

Noche

 Abrió los ojos, ansiando que un nuevo día empiece. No veía la hora de despertar. Sudado, estaba harto del sueño. Totalmente adormecido, se levantó. Se desperezó con la intranquilidad característica de una noche agitada. No pudo dormir muy bien, después de todo, despertando entre malos sueños, totalmente exasperado y viendo que las agujas de su reloj despertador no avanzaban. La noche se extendía y el día se hacía esperar.
 No lograba recordar qué fue lo que había soñado con exactitud, no tenía recuerdos claros de lo que había pasado, pero sabía que lo había alterado y por demás.
 Salió de la cama con pesadez y arrastró sus pies, desganado, hacia la habitación contigua. Abrió el grifo y llenó sus manos de agua la cuál llevó a su cara. El agua, más helada que una tarde invernal, despertaron sus poros y sus células se activaron. Un vistazo rápido en el espejo. Ver su reflejo hizo que notara su cada vez peor apariencia. El pelo desgarbado era algo ya, "normal", pero había algo debajo de sus ojos. Dos manchas negras propias ya de su rostro. La oscuridad en sus ojos, le había privado de manera casi definitiva el brillo de sus pupilas. No tenía un buen aspecto, eso había que decirlo, más bien su estado delirante era más acercado a una especie de zombie moderno.
 Y aún así, no podía hacer nada. No por lo menos hasta que acaben los sueños

24.8.10

Bomba

"Esto es una bomba de tiempo nena, y nadie sabe cómo detenerla.."
 Llevo entre mis manos dinamita a punto de explotar, siento la pólvora, desgranada y peligrosa. Su olor llega a mis fosas nasales. ¿Cuánto tardará en destrozarme? Luego del encendido, le llevará tan sólo la mitad de un segundo para destruir todo lo que me rodea.
 Esto es francamente, autodestrucción, llevar una bomba en las manos no es algo tan natural. Es más un acto suicida. Inflamable, siento cómo el fuego va a proceder a quemar mi piel, siento el calor correr por mi columna vertebral, ¿continuaré siendo "algo" después? ¿Es implosión o explosión? Autodestrucción.
 Es más seguro alejarse de elementos inflamables, pero ¿cómo? Si tan sólo con tu cercanía estoy al borde del peligro. 3, 2, 1... cuenta regresiva hacia la destrucción. Con un movimiento encendés la pólvora y ya no queda nada.
 ¿Qué me queda? Si me fascina esta forma de estallar, de desaparecer, de probablemente luego no ser más nada. Si estás cerca, ¿qué me importa? Me encantaría morir herida y pulverizada. Pero, ni siquiera llevo una bomba real, es una bomba de amor, sólo el tiempo hará o no destrucción.
"Esto es una bomba de tiempo nena, y nadie sabe cómo detenerla"

22.8.10

Soledad.

 La soledad a veces se vuelve compañera cruel de las personas. No deja pensar, agobia con su mal humor. No te deja salir. Y ahi te quedas, solo. Sin nadie a quien decirle algo, un ¿qué tal?, un hola... te enfrascas adentro de un hermético y ves lo que pasa a través del cristal. Decidis hacerlo y no te metes en nada.
 Directamente las cosas parecen que no te importan, estas en modo aburrido. Pero en realidad si te importan, sólo que no sabes cómo demostrar tu interés, tenés miedo de cambiar.
 No te involucras por miedo a que una cosa nueva altere tu monótona vida. Miedo al cambio se debe llamar. 
 Y ahí estás. Sin saber qué hacer, para cambiar tu estado de estupidez. Pero no estás asi porque queres, algo te molesta y no podés sacarlo de adentro. Y si no te apuras, las cosas van a ponerse feas, y cuando te des cuenta que, la soledad que te tenía entre manos, de pronto cerró los puños, te vas a quedar encerrado adentro sin nada. Sin aire, sin ganas de luchar... y ahí si va a ser un poco tarde.
 Tal vez piense que estoy rodeado de personas, pero aún así me siento absolutamente en soledad.

18.8.10

Fábrica

 Cálmate. Respira profundo. Consigue calmarte antes de correr por todas partes. Tirare de todos los hilos hasta romperme a mi misma. Si tengo una pieza rota, reemplazala. Pero si se trata de un corazón roto, bueno entonces cóselo; si se trata de mi corazón roto entonces enfrentalo.
 Y mantente a ti mismo, conoce tu nombre, sigue tu propio camino. Mantente, conócete y sigue tu propio camino. Y estoy segura de que todo va a estar bien, todo va a estar bien.
 Aguanto, mi ayuda está en camino. Me mantengo lo más fuerte posible, estoy haciendo todo. Todo va a estar bien, lo presiento. Mantenerse, conocerse, seguir propio camino. Todo.
 Son las cosas de esta fábrica, los detalles. Son las cosas que me causan particularmente pánico. ¿Son mis pensamientos acaso resultados de la estática a la que me aferro?
 Son las cosas que me hacen sentir bien. Sin razón, continúa y grita. Si te sorprende, no soy yo, es causa de la fabricación defectuosa que me tocó. ¿Es la máquina de coser de la madre naturaleza?
 Todo va a estar bien, todo en un abrir y cerrar de ojos. Los corazones celebrarán. Mantenerse, conocerse, seguir el propio camino. Gracias por existir.

Laberinto

 Recién puedo ver una porción de este laberinto, una pequeña parte si tenemos en cuenta el inmenso recorrido que me queda por hacer. Hay lugares recónditos, que tal vez nunca veré y me quedará en la lista para un futuro. Por ahi con suerte pueda encontrar esos lugares.
 Aunque es muy improbable lo anterior, puede que sea muy probable que pueda pasar por un mismo lugar miles de veces, sin reconocerlo y creer que estoy avanzando. Lo cierto sería que estaría dando vueltas en círculos como una tonta. ¿Será que habrá algún final? ¿Alguna salida del laberinto? Ojalá alguien me esté esperando afuera, no se quién podría ser después de todo.
 Lo que sé es que he comenzado a transitar este laberinto, no es uno exactamente. No es tan literal. Mi laberinto es mi vida, cómo no imaginarlo. Aunque en mi inconciencia me imagino enormes paredes verdes, llena de recovecos que jamás veré por completo. No puedo alzar la vista, pues las paredes son tan altas que levantar la vista no alcanza. Sólo me quedaría seguir avanzando, aunque a veces duela seguir y aunque también moleste dejar algunas cosas abandonadas. Pero de esas cosas uno se recupera. No quiere decir que tenga "un misil" en mi placard... en mi laberinto.

Desorden

 Tal vez pueda pensar que tengas lo mejor de dos mundos. Eres de esa clase de personas que puede encontrar a otra allí abajo y con tu forma de ser, la levantas para ponerla otra vez en el juego.
 Eres fuerte, pero tal vez necesites de otros. Eres humilde pero codicioso. De acuerdo con tu lenguaje, el lenguaje de los sentimientos, relativamente he estado leyendo lo que me estabas gritando, sin poder entenderlo hasta ahora. Tu estilo es un poco selectivo, aunque tu mente es un pozo algo imprudente.
 Bueno, supongo ,aunque son muchas suposiciones, que esto es la felicidad. ¡Qué hermoso desorden que es esto! Es como juntar basura con vestidos de lujo.
 Este es el tipo de dolor que proviene  cuando escribes este tipo de palabras. Un tipo de dolor fuerte, asi como cuchillos.
 Y no me importan mis nervios, podrías llamarlo una ficción... pero me encanta estar sumergida en tus contradicciones, y aquí estamos. Así estamos.
 Me encantan tus consejos, a pesar de que son un poco imparciales.Tus reapariciones son rápidas, deben ser por tus inseguridades. Aunque ahora son un poco más reiterativas.
 No hay vergüenza en ser un loco, dependiendo de cómo se estén tomando las cosas. Palabras que están diciendo cómo ponernos en escena.
 Este es el tipo de daño, cuando estas palabras salen de tu boca. Dan vueltas a sí mismo como las hojas del otoño. Y te digo que he oído de lo amable y cortés que se puede ser en la vida, pero también es bueno decir que hemos bateado en este mundo. Porque aquí estamos y así estamos.
¡Qué hermoso desorden es este en el que me metí! Seria igual a juntar basura con vestidos de lujo.

17.8.10

Es el momento


 Es bueno decirse adiós de vez en cuando, no siempre corresponde un hasta luego. Me parece que en este momento, lo mejor es decir adiós. Quizá las cosas no fueron como quisimos, pero por lo menos nos quedamos con que lo intentamos. Es tan bueno despedirse en términos correctos, despedirse de la misma manera como nos conocimos. Eso es honroso. Con la misma facilidad, gracia, simpatía, con las miradas que decían algo más. Terminemos en buenos términos, es bueno que hayas aceptado este contrato por un tiempo que fue el mejor de mi vida (podría decir hasta ahora).
 No tenemos por qué estar mal, porque hemos hecho lo suficiente... Perdón, pero no iba a permitir que mi egoísmo te encarcele.
 Puede que un gran sabio haya dicho..

"Separarse de la especie por algo superior, no es soberbia
es amor.
  Poder decir Adiós...
es crecer"

13.8.10

VO-RÁ-GI-NE


 Me encuentro esperando la vorágine de mi vida. Mi vida, tan simple, sencilla y a la vez desorbitante. Me encuentro esperando el momento exacto en el cual se vaya a la banquina. Basta de tanta calma. Me encantaría tener problemas que solucionar, me gustaría meterme en mis propios problemas y no tener que estar solucionando la vida ajena de todo el mundo. Cada uno que se meta en su cabeza loca y divulgue los problemas a su fuero interno, o externo, pero suyo.
 ¿Cuándo llegara el remolino que me envuelva la cabeza, que me deje con la incertudimbre del no se qué hacer?
 Quiero desorden, confusión y precipitación. Quiero que mis sentimientos dejen de decirme lo que sienten, por lo tanto no escuchar nada.
Ansiando la vorágine.




El grito

 A veces siento la imperiosa necesidad de gritar, de sacar el diablo afuera. El sentimiento de descarga que uno siente al gritar es inconmesurable. Muchas veces esa fue mi decisión en el momento en que la angustia se transformaba en un dolor, una punzada en el medio del ser. Gritar fue mi solución, y recurro a ello cada vez que siento esa punzada; y siempre y cuando sea en el lugar y tiempo indicado.
 Echar el dolor fuera de uno sirve, porque llega un momento en que ese dolor comienza a pudrirse en el alma e irradia un pus venenoso, está bueno poder sacar el dolor y tirarlo a la basura antes de que sea demasiado tarde. A veces me preocupo por como hacerlo y tengo miedo de no poder lograrlo, pero qué puedo esperar de mi, una simple persona, una pequeña alma preparada para lastimarse.

 El dolor se transforma en angustia, la angustia se transforma en dolor. Ambas se transforman en un remolino impetuoso que se da en algun lugar de este mar que es mi alma. Aguas pesadas, aguas, aguas de color claro pero con la misma pesadez que el petróleo. Me hundo, intento salir a la superficie, pero la pesadez no me deja avanzar, quiero avanzar, abro la boca buscando el aire, este aire que ya perdí. Lo único que consigo es llenar mis pulmones de agua, pesada, y eso hace que me hunda más. No puedo proferir ni un grito porque tengo la certeza de que mis pulmones no resistirían. Mi cabeza va a mil por hora, pero mis acciones se quedan trabadas, ya no me muevo y me entrego al agua. No queda nada por hacer, me dejo caer.


Si, se terminó

 Si esta es la clase de amor que me ofrecés, estas equivocado, no puedo aceptarlo. Si esta es tu forma de amar, mejor me alejo, que te vaya bien. Buen viaje y que encuentres a otra persona que le encante tu faceta actoral. Te sale tan bien, es increible.  Te pediria que me busques, cuando estes mejor y te hayas curado de todas las cosas que te encantan. Esas que a mi me hacen mierda. No tenés más remedio que pagar las cosas que rompiste, es hora de pagar los platos rotos y esta vez no hay facilidades de pago ni cuotas accesibles.
 Me siento tan bien, hoy no me afecta realmente nada. Es medio estúpido igual. Hoy me voy, me alejo de todas las cosas que me hacen mal.. de vos me despido, de una vez y para siempre.
Adieu

11.8.10

#

1 está solo y se entera
2 diferentes maneras
3 veces llamo y respondes
y suena, suena el acorde.
4 elementos + el viento
5 estrellas el # que prefiero
6 es el diablo escondido
en el hilo, en el hilo del tiempo.
7 rayos misteriosos
8 horizontes infinitos
9 es real, casi disfruto chocar.
Cuento hasta 10 y te escondes,
Dioses creados con 10 nombres
Alfa y Omega,
Todo principio y Final.

11 mi cumpleaños
12 las lunas en tu año
13 no existe la suerte
los números, los números no mienten.
1 es así 
2 distancias
3 armonizan
4 ruedan +
5 es la magia
6 antes de descansar
7 colores
8 pasos
Nube 9
10 contiene
11 yo
12 vos
13 paré de contar.

Fuerza natural, fuerza Gustavo. Y un muy feliz cumpleaños!

9.8.10

Vamos a ver cómo es el mundo del revés

 Siento el mundo al revés. Las cosas están mal, me golpean. Con más fuerza que antes, tal vez con la misma intensidad pero también puede ser que me haya sensibilizado por demás. Le bajé la guardia a mi vida y ahora la dejé que se arregle cómo quiera. Por ahi, está mal. "Avanti morocha [..] no tires la toalla, hasta los más mancos la siguen remando" Pará pará, a mi no me vengan con esas, hoy no.
 Capaz que yo estoy dada vuelta y soy la única mal. O tal vez, sea la única que está dada vuelta y estoy bien así, todo el resto está mal. Así que dense vuelta como yo y somos todos felices (o infelices) o por lo menos haganme compañía, así no estoy tan sola.

3.8.10

Libertad.

¿Qué es la libertad?
"[...] La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida. [...] "
Don Quijote de La Mancha.
Miguel de Cervantes Saavedra.

A veces nos preguntan qué es la libertad, y nos quedamos mudos, sin habla, incapaces de hilvanar dos frases sencillas para explicar esto que es un sentimiento, o quizas una necesidad, un deseo.

Muchas veces confundimos el término libertad con poder hacer lo que uno quiera, pero no es tan así. Mis derechos terminan donde empiezan los del otro... Mi libertad termina donde empieza la del otro. Aunque es complicado establecer el límite de termina lo mío, empieza lo tuyo.

 A veces tenemos que aprender a darnos cuenta cuando ciertas decisiones tomadas así azarosamente, con cierta libertad, empiezan a dañar a terceros. Algunos erróneamente entienden el concepto como el hecho de comportarse con rebeldía, sin presiones externas, sólo dejándose llevar por pugnas propias del ser.

 Pertenecer al sistema los ofusca, les irrita el alma, prefieren hacer lo suyo y creen que así son libres. Pero aún así, ¿cuántas cosas les hacen falta?

 A mi parecer, la libertad va más allá del simple significado de una facultad implementada en la persona para actuar según su propio deseo en el seno de una sociedad organizada o grupo teniendo en cuenta reglas y normas ya predispuestas. Aunque sería una contradicción al significado de libertad antes dado, tendría normas que seguir y no se podría hacer lo que uno quiera.

 Nuevamente para ser libre hay que ser conciente, para no cometer errores de los cuales uno pueda arrepentirse, hay que ser y aunque parezca tonto: un poco responsable para no dañar al que tenés al lado.

 Ser libre es ser natural, desenvuelto en los movimientos, lo demás podrá quedar a criterio de otros. Al fin al cabo, estas cosas no se pueden explicar, cada uno le dará su sentido, perspectiva y punto de vista.




28.7.10

Mariposas

Hoy prefiero evitarme mirarte a la cara, a los ojos y no tener que arriesgarme a que descubras lo que pasa en realidad. Se que está mal después de todo; y que no debería ocultar nada.  No tendría sentido, y aún más; sería peor  porque podría exponer nuestro "vínculo" a una maraña de mentiras.
 No es que sea una persona insensible y que no me importen tus sentimientos. Creéme que todo lo que hago, lo hago para protegerlos, para protegernos.
 Temo que me mires y descubras la verdad. Te llevarías una magnífica decepción, un engaño, un pesar causado por un desengaño. Siempre te fui honesta, deje que todo se fuera de las manos y ahora es tarde. La telaraña se apropió de mí. La araña nos convidó de su ponzoña venenosa.
 Ahora es tarde, nuevamente me doy cuenta demasiado tarde. Y ahora me arrepiento. Vivís diciendo ¿qué pasa? y no se contestarte. No quería esto para ambos, pero pasó.
 Mis mentiras vuelan por nuestro aire como mariposas, el aire se corta: tensionado.
 Mentiras, mariposas, alas color negro con resabios de odio. Si supieras de la existencia de estas mariposas, te abstendrías a verme a los ojos. Pero no, te estás nublando con una realidad que yo te inventé y que no existe.
 Voy a hacer lo posible por salvarte, no me juzgues si no lo logro.

11.7.10

Yo no nací para esto.

 "¿Para qué creer en el azar? Yo nací para esto" , reza una canción de Gustavo Cerati.
No quisiera haber nacido para esto, creo que cada persona hace su camino a cada paso. No quisiera que nada estuviera predestinado, yo quisiera a través de mis aciertos y errores cambiar las cosas.
 Y si fuera verdad que existe un libro donde todo lo que nos pasa en la vida está escrito y medido; quisiera poder encontrarlo y atacarlo con un borrador, darle unos tintes de color, tacharlo, reescribir o dejarlo en blanco para así poder ser yo quien escriba mi historia día a día.
 Yo no nací para esto, lo voy a cambiar. Hacer propio camino; caminante se hace camino al andar.
Vivir el momento, Carpe Diem.

Multicolor

 ¿Cómo sería una vida en colores? ¿Te atreverías a imaginarlo? Bueno, yo dejaría de lado todo y me atrevería. Para empezar abandonaría por completo el color gris. Aunque a veces es necesario. Pero no, estoy segura que lo dejaría. ¿Cómo sería una vida, una semana, un día o unas cuantas horas color rojo? o verde, o azul?
 Qué lindo pintarse de colores, radiantes, brillantes, que contagie alegría.

Amarillo
Naranja
Celeste
Violeta
Son demasiado colores, no entraría en un ser humano tantas sensaciones, emociones.
 Sentirse más vivo, es como si todo el mundo estuviera vestido de traje gris. En esa situación me encantaría calzarme el traje multicolor. Nada más vivo que el color. Ser diferente, el gris me suena a monotonía pura.

Hoy decido:  ser M U L T I C O L O R