Tarde de llovizna gris, pero el sol está en ti. Hundido en tu regazo. Tejes y tus manos son dos lirios al amor, reposo en tu cansancio. Ven, te quiero ver andar, silencioso y frutal. Adagio de la espera. Ven que el tiempo es de los dos y por gracia tendremos primavera. Si eres pan que floreció en la mesa del amor y el vino de tu sangre es savia. Si tu aliento en el cristal, es cielo abierto al sol, la luz en tu regazo canta. Ven que este tiempo es de los dos y es gracia por nuestro amor

22.4.16

Sara He

 

Hace poco que empecé a escuchar a Sarita. Sarita, Sara He, Sara Hebe. Mucho no me gusta el rap o nunca le di mucha bola pero la verdad que la escuché por primera vez una noche que estaba en el laburo y no pude parar. Las letras, los sonidos, la simplicidad del mensaje. Esta chabona tiene una versatilidad de la puta madre.
En un disco te podes encontrar de todo, desde el más puro rap, hasta una mezcla de inddie, punk, cumbiancha. Una ensalada de fruta bárbara. El primero que llegó a mi fue Asado de Fa, bonus track en Puentera. Me encerré mucho en ese disco, me parecía perfecto y me daba miedo escuchar más y que no me gustara. Hasta que escuché los otros dos. La Hija del Loco y Colectivo Vacío (con Ramiro Jota). Ya en Colectivo vacío se nota un laburo más fino. Suena muy bien y es en mi consideración su mejor trabajo.
Tuve la oportunidad de ir a verla en Pura Vida bar acá en La Plata. Fue una volada de mente en todo sentido. El lugar, los que lo conozcan saben que es chiquitísimo, y estaba hasta las manos de gente. No había aire! Y la mina te hacía volar! No podías parar de moverte, de cantar, de agitar. Había mucha vibra, muy buena onda, mucha energía en el ambiente.

A veces pienso que si Sara hubiese llegado en otro momento de mi vida, en mi adolescencia más que nada, hubiera sido una fuerte referente para mí. Desde su forma de vestir hasta su música, un combo perfecto. Pero bueno, lo es ahora y es un placer haberla encontrado. Y es un placer disfrutar de su laburo todos los días, en todo momento: en los viajes en colectivo yendo al trabajo o volviendo a casa, en la bici cuando salgo a pasear o rodar la ciudad, en casa cuando estoy bajón, cuando tengo que subir, o cuando necesito compañía. Me contiene, me entiende y me direcciona cuando no se para dónde correr.

Uno de mis videos favoritos y una de mis canciones favoritas.
"El que mejor ría" del disco La hija del loco.

20.7.15

Escritos en la tapa de un cuaderno viejo

Esas ganas locas de amar,
esas ganas muertas de resistir.
¿A dónde las vas a dejar?
¿Cuál de las dos vas a guardar?

Que si locura y amor van de la mano,
que si tener ganas y amor no son la misma cosa,
que resistir y amor parecen apuntar a cualquier lado.

¿Cuál vas a elegir? ¿Por qué?

Y pasa que a veces locura, amor, ganas y resistencia
se vuelven una misma cosa, una masa homogénea.

Y ahí quedas, tieso, indefenso y temeroso
pero con unas emociones entremezcladas,
que más que planear dolor,
planean dicha, ansiedad, alegría, brillo en los ojos, suspiros.

Al final no había que elegir nada más que a vos.
Simple.

16.7.15

Notas mediocres


Hace poco que me mudé a la ciudad. Vengo de un pueblo que está muy lejos. Decidí probar suerte en otro lado simplemente porque la monotonía de mi pueblo me abrumaba. Solía pasar el rato entre la escuela, el trabajo con mi padre y el bar. Siempre la misma rutina. En la escuela pasaba ahí. A mi padre lo pasaba mucho menos. Y el bar me ayudaba a pasar la mayoría del tiempo: esa rutina absurda y sin sentido.
Mi madre quería que fuera presidente o gobernador. Esas cosas que dan poder y un nombre respetable. Yo no quería nada de eso y estoy seguro que hasta el momento que me abandonó para descansar en un hueco de tierra nunca perdonó que fuera un holgazán. Pero me quería, yo era su pequeño. El ser más importante para ella, por el cuál pelearía con uñas y dientes. Y así fue, hasta el último momento. Jamás voy a perdonarme haberle quitado sus últimas horas mientras caminaba a la comisaría a velar por mi cuidado y tratar de sacarme de allí. El corazón le falló. Aunque yo se que en realidad le mató la tristeza y la resignación de que su hijo fuera un don nadie entregado a una vida mediocre.
Mi padre. Qué decir de mi padre. Es una persona fría. No demuestra muchos sentimientos y desde el momento en que mi madre nos dejó se ha encerrado en sí mismo. Y no ha permitido que nadie abriera esa puerta. Mucho menos yo. Siempre creyó que mamá murió por mi culpa. Lo sé porque eso fue lo que vociferó en el momento que me presenté en la casa funeraria donde daban un último adiós a la única que me entendió alguna vez.
Mi infancia siempre fue muy problemática. Odiaba a muchas personas. A mis compañeros de clase, mis maestras, mis amigos del barrio y a mi padre. Fui un incomprendido. Nadie nunca me preguntó cómo me sentía o por qué hacía las cosas que hacía. Sólo mamá. Y creo que por ella no me echaron de la escuela.
En mi adolescencia conocí ciertos vicios de los cuales me arrepiento. Me dejé llevar por las drogas y el alcohol. Bebía la mayor parte del tiempo. El bar era mi segundo hogar. No tenía amigos excepto una fría botella de cerveza o en ocasiones algún trago más varonil y costoso. Siempre bebía sólo y pasaba allí la mayoría de las noches. De día también bebía, no voy a negarlo. También consumía. Lo que estuviera a mano. Admito que en ese terreno hice algunos amigos más. Es un juego que no puede jugarse sólo porque se necesitan contactos de confianza, o hasta ahí. Se necesita el tipo que te consiga la pasta. El juego terminó cuando levanté la mano a mi madre e intenté pegarle. En realidad no era lo que quería, sólo quería decirle que no interfiriera en mi vida. Accedí, entre sollozos suyos, internarme en una clínica de rehabilitación. Ya no consumo drogas, pero el alcohol sigue siendo siempre un buen consuelo desde que mamá se fue.
Trabajar con papá fue difícil. Siempre insistió en que no sirvo para nada. Tal vez sea verdad pero realmente no me importa. No voy a creer los dichos de alguien que se ha enojado con la vida. ¿Suicidio? Sería un mentiroso si dijera que no se me ha ocurrido alguna vez. Pero desistí por temor de no saber qué voy a encontrar del otro lado. Supongo que sea lo que sea, me ultimará cuando sea necesario, no voy a ahorrarle el trabajo a nadie.
No soy creyente. Ni cristiano, evangelista, protestante ni santo de los últimos días. Soy sólo una persona que a veces piensa demasiado. ¿Qué si hay algo más poderoso que nosotros? Probablemente. Hay una máquina de desigualdad y marginalidad que tiende los hilos sobre nosotros todo el tiempo. Algunos le dicen Dios, le lloran y rezan para conseguir trabajo, para curar sus enfermedades, o para que sus hijos sean presidentes o personas cuyo nombre sea respetable. Lo que no saben es que si naciste en cuna de lata no tendrán el mismo futuro que el que nace en cuna de oro. Pero bueno, prefieren llamarle 'Dios'.
¿Por qué me fui? Más o menos ya lo conté al principio. Busco un cambio de aire. Tal vez no consiga todo lo que quiera o todo lo que necesite para estar bien económicamente hablando. Pero soy feliz con mi guitarra y mi lata de cerveza en el balcón de este hotel de pocas estrellas. Me siento como siempre fui: libre. Y ya nada me importa. Tal vez no fui presidente ni gobernador pero se que se soy el rey de mi propia vida, por más mediocre que esta sea.


7.5.14

Puede que.

El sol de la mañana entraba por la ventana semi abierta como buscando alguna piel en que posarse y allí morir, y vivir. La casa estaba vacía. No había ningún sonido que indicase la presencia de alguien. Sólo el goteo de la canilla del baño que marcaba intempestivamente el tiempo. Uno, dos, tres, cuatro. Y vuelta a contar.
Por mi cabeza pasó el hecho de que tenía que levantarme para comenzar un día ya bastante avanzado en horas. Los recuerdos de la noche sobrevolaban en la habitación. Una noche agitada, envuelta en penumbras de errantes pesadillas, casi ya, amigas de la casa.
Me levanté, puse el agua en la cafetera para que una taza de café recompusiera mis ganas de seguir en la cama y borrara, aunque sea un poco, las ojeras que marcaban mis ojos. No había visto mi cara aún, pero sabía que allí estaban. Visitantes inoportunas.
Me miré al espejo, cepillé mis dientes, lavé mi cara con la esperanza de que el panorama pudiera cambiar para algo mejor. No mucho finalmente.
Volví a la habitación y me senté en la cama observando cómo los rayos de un fuerte sol golpeaban con rudeza las paredes blancas como queriendo traspasarlas.
El sonido de la cafetera me despertó de mi ensueño. Me senté a tomar un café, leyendo el diario que el diariero dejó temprano por la mañana en la puerta de mi casa. Pasaba las hojas como si no me importara lo que estaba pasando. Las noticias eran iguales a la de todos los días, sólo cambiaban figuritas y algún par de caracteres más o menos que la mañana anterior.

Las cosas no cambian mucho de un día a otro, las mañanas pueden ser soleadas o nubladas, la casa puede estar vacía o llena, la canilla puede estar bien cerrada. Cero. Puedo no levantarme o levantarme con más ganas. Puedo no tener pesadillas, puedo tener buenos sueños o no recordarlos. Puede que no haya café y tome té. Puede que no tenga ojeras.
Puede que en las noticias haya más muertos que ayer, que dejen de ser manipuladas por grandes corporaciones que lavan sus culpas y su dinero. Puede que finalmente digan la verdad. Puede que dejen de desinformar.

Todo puede. Hay que dejar que "puedan"

Amor rojo

Levantá la vista. Mirá.

Algo dentro tuyo está ahí afuera, esperando a que te decidas.

Decidite. Ya.


Quién te acompañará en un rumbo incierto de melancolías, de tristezas y abrazos que nunca se terminaron de dar. Quién.

Ahí está, alcanzalo, no lo sueltes.

Es él, lo que siempre quisiste, alguien como vos. Alguien como vos.

No lo sueltes, no dejes que se vaya, seguí sus pasos a la par, no lo subestimes, no lo ahogues y él va a estar ahí para vos, como siempre, y quién sabe si siempre.

Te quita el peso que te deja sin aire, despeja tu mente de nubarrones, te crea sonrisas y momentos. Te abraza. Su amor te abraza (y te abrasa).

Es tu espejo y refleja lo que sos, suele ser duro aprender. Pero aprendiste, mujer, que primero estás vos y después el resto del mundo. Él te lo enseñó, no lo defraudes.

Querelo, amalo, siempre.


6.8.13

Admitiendo

Admito que a veces me gusta perderme demasiado, que las cosas pasen por al lado y tal vez no prestarles demasiada atención.
Admito que me gusta levantarme tarde cuando hace frío, y que las mejores madrugadas son las que se gastan abrazando.
Admito que me hubiera gustado cambiar muchas cosas. Admito que siempre pienso en irme lejos. Sin importar nada, ni nadie.
Admito que los errores más graves son aquellos que no tienen ni tiempo ni cortesía para dejarse enmendar. Que te dejan tirado, con el corazón embarrado y sin ganas de seguir.
Admito que hay gente que me tira para adelante, quienes me tiran para atrás. Y admito que me encanta quedarme en la mitad.


Admito que me canso rápido y pocas veces tengo paciencia. Que cuando las cosas me salen bien, chisporroteo y me quiero escapar, que siempre le busco la quinta pata al gato. Que cuando me va mal, me digo que lo tengo merecido, y que debería estar más abajo que el tope más bajo.
Que me da "extrañitis" muy seguido y me pinta bajonearme y mirar el techo como bien boluda que soy. Que escucho Lana del Rey no solo los días nublados. Siempre fue mi gran compañera para mirar el techo.
Admito que siempre pienso MUCHO las cosas antes de hacerlas. Pero la mayoría de las veces me arrepiento igual que si no las hubiera premeditado.
Admito que muchas veces pensé en ser otra persona, una cantante famosa o una de esas rockeritas que vive empepada y con la vida sustanciada por quien vaya a saber qué cantidad de cosas.

Admito que admitiendo no llego a ningun lado. Y no me queda más que seguir escuchando Lana y seguir mirando el techo cuando sea necesario. Y en los otros momentos reír. Reír igual porque soy bien guapa, y me encanta vivir así.

1.7.12

Sonrisa

Te miro y te miro. Y no me canso de mirarte. Te extraño, te olvido y vuelvo a caer. Yo no se qué pasa. Pero creo que corro peligro. Peligro no de muerte. No de desaparecer. Peligro de dolor, de frío, de abatimientos. De perder, de ganar, de desafiar y volver a caer. Caer. Y no poder levantar los ojos, otra vez.
Y hoy, pasa que me preocupo. Y no debería. Y es que ya causas algo cuando no estas. Más poderoso y fuerte aun, que cuando estas. Y eso, duele.
Y más duele decirte que tu sonrisa ha cambiado.
Triste. Pero... Es lo que nos toca. Supongo.
Y decidí que es mejor, no hacerme problema. Que si realmente me necesitas como yo he descubierto que te necesito, vas a venir porque sabes que yo no te voy a cerrar la puerta.
Duele que hayas cambiado. Pero yo no puedo. Ni tampoco voy a cambiar por vos.

12.5.12

Ya el invierno me alcanzó sin gamulán

Hubo una vez un tiempo en el que solo salía a caminar para ver si llovía. Podrá parecer muy raro, pero casi siempre que me predisponía a cerrar la puerta con llave, el sol comenzaba a ocultarse lentamente tras alguna loca nube que pasase por ahí. Y al discontinuar un paso tras de otro, muy aletargadamente comenzaban a sentirse las gotas de agua clara que caían en picada desde el cielo buscando refugio en el suelo seco o en alguna canaleta oxidada de algun caserón.
Era algo extraño, si. No lo habría de negar pero no entendía por qué pasaba. Siempre era así hasta que un día decidí que iba a salir a caminar, pero que al salir lo haría de espalda. Y si tenía que caminar, tambien lo haría de espalda. Y asi fue que lo hice. ¿El resultado? Diluvió.
Lo normal para mi se convertía en un desastre sin competencia para mis cansados vecinos que debían empujar sus autos por el barrial en donde quedaban atascados sus viejos autos y de las vecinas que difamaban que sus pisos siempre estaban marcados por las suelas de los zapatos de sus maridos e hijos, y las señoras mayores ya no tenían que regar las plantas, ya no más. Y eso les molestaba.

¡Qué triste que algo tan lindo como la lluvia se haya convertido en algo tedioso y molesto! Yo no llegaba a comprender por qué llovía cuando salía a caminar, pero más me disgustaba que a mis vecinos les disgustase la lluvia. Recuerdo que mi madre me decía siempre: ¡Llevate un paraguas, te vas a empapar! Es solo agua mamá, le respondía. Y ahi quedaba chinchuda sentada en la mesa del comedor mientras miraba el noticiero de las siete de la mañana.
Siempre así, salía a caminar y llovía. Un día mi hermano me trajo un regalo. Un gamulán nuevo para el invierno. Uno muy lindo, de color azul marino. Daba envidia a cualquier gamulán. Sería perfecto para salir a pasear.
Una tarde, decidí estrenar el regalo en un paseo por el centro de la ciudad. Saldría a caminar, por lo que me traje conmigo un paraguas ante la inminente posibilidad de lluvia. Cerré la puerta con llave e instintiva e instantaneamente abrí el paraguas. Pero ante mi sorpresa, no sucedió nada. Nada de nada, no llovió, ni el sol se escondió. Y es desde ese día que no llueve por acá.. muchos vecinos me echan la culpa. Yo los ignoro. Ahora solo me queda caminar, ya no para ver si llueve, sino para hacer que llueva.

18.3.12

Hoy más que nunca, SIN CRISIS NO HAY DESAFÍOS.

Ni san ni sa, ni brisa ya corre en mi nube de algodón. Ni los, ni nos, ni vos ni yo, debemos cargar esta cruz. Comprender, aceptar, hicimos nuestro camino al caminar y hoy decidimos frenar acá. No vamos al mismo lugar.
Traté de hacer a mi bien tu bien y ves bien que me salió mal, no acostumbro a fracasar.
Dijiste hasta acá, ya fue, me voy, mi vida no está junto a vos. Ya me cansé que te de igual si soy feliz o no lo soy. Comprender, aceptar, parecía tan fácil como sumar tu amor y mi lealtad; mi ternura y tu amistad.
A veces Martes y Venus se llevan mal. No es cuestión de maldad, es duro aprender a amar. Y acá estoy despidiéndome mascando tu rencor lo se.
No me quedó más que aceptar, soy tan culpable como vos (¿?). Yo también dejé de regar la flor de la superación.
Comprender, aceptar, prometiste cuidarme sin importar y hoy ya no importa mi bienestar, lo importante es tu ansiedad.
Regió mi vida el azar una vez, ¿sabés? No me gusta apostar, siempre me tocó pagar.
Yo me propuse superar tu ausencia a pesar del dolor. VOS PREFERÍS NO ANALIZAR, SEGUÍS EN BUSCA DEL AMOR.
Comprender, aceptar, por más gotas de sal que le robe al mar, por más flores que un rosal, hoy nos toca despegar.
Por más gritos de paz, por más soledad, que hoy castigue mi voluntad, por los dos ya no va más.
Y acá estoy despidiéndome, mascando tu rencor lo se. Estoy confiando que el tiempo nos dirá qué hacer. 
Y acá estoy despidiéndome, mascando tu rencor lo se. Estoy confiando que el tiempo nos dirá que así estuvo bien.


*Crisis. Las Pastillas del Abuelo

                                                                            

16.3.12

Home

¿Qué hay ahí abajo? Que no se ve nada, que está oscuro, que la neblina lo tapa todo.
¿Quién grita ahí abajo? Que se escucha, que entristece, que da nostalgia.
¿Quién llora ahí abajo? Que lo ayudo, que le tiendo la mano, que no hago nada.

¿Quién se ríe ahí abajo? Que me miente, que se burla, que me engaña.
¿Quién se quiebra ahí abajo? Que le falla el pulso, que respira, que se asfixia.
¿Quién es el de ahí abajo? Que fue, que nunca fue, que algún día será

























¿Te conozco? Si, no, no sé. Estamos en casa

14.3.12

Y la clavé no más.

 Viste, eran de esas noches en las que uno va resignado a que la vida le haga una mueca. Vida, sonreíme. Tirame un centro, que yo hace rato vengo tomando carrera para clavarla en el medio del ángulo, donde nadie la puede llegar a agarrar.
 Venía pateando cascotes, de a dos en dos, de a tres en tres, de puñado de piedras en puñado. No había pero nadie en la calle. No sabía qué onda, no debían ser más de las once. Apenas se veía un cacho más atrás, la luz de algún que otro auto en la ruta. Pero yo le huía al pueblo, me estaba yendo de ahí. A algún barcito que pudiese encontrar donde tomar algunas copas, o simplemente mirar. Sentarme a fumar y mirar la gente pasar. Y así, hasta el amanecer.
 Y quién iba a decir que ahí te iba a encontrar. Un pequeño consuelo que calmase mi dolor, mi agonía. No por completo, pero si que aplicara un poco de paños fríos a ese "vi luz y entré"
 Esta vez voy saltando, si no caigo mal, tendré suerte.
 La radio pasaba una y otra vez la misma canción como si el destino me insistiera que esta era la chance que tenía de cabecear. Pensé seriamente en dejarla pasar solo por si había sido condescendiente conmigo. Entraste al bar y me viste, me encontraste.
 Te volví a ver, esta vez fue más detenidamente. En el mismo lugar, en la misma puerta, siempre sentados, yo fumando, vos contando el por qué estabas ahí, quién te había herido y de quién pensabas ya no querías volver a ver.
 No me habías elegido, solo estábamos ahí por pura casualidad, por haberse visto una noche y fumar, tomar algo. Hablar.
 Y si al escenario subimos esa noche los dos, también fue casualidad. Vos con la guitarra, yo con las ganas de llorar. Me gané unos pesos, que no me dejaste compartir con vos, pero que como en recompensa te compré una cerveza más fría que helada. Y  me obligaste a sentarme ahí, y tomarla los dos. No hablamos porque no fue necesario. Las miradas bailaban y las sonrisas entre bambalinas también.
 ¿Y si caminamos? No querido, me duelen los pies de tanto caminar ya. ¿No podemos quedarnos sentados acá? Junto a la puerta, solo mirándonos. Mientras una colilla se va detrás de otra y se encuentran en el piso.
 ¿Y si amamos? No querido, me duele mucho el corazón para esos trotes.
 ¿Y si sonreímos?.. ¿Solo por sonreír? ¿Y por qué no?

 ¿Ya te vas? No me decepciones. Porque no se si podría soportarlo otra vez. Chau loco, no me queda otra.
 ¿Puedo ir con vos? Es un camino para uno solo.
 ¿Y no se puede bifurcar? Sería hacer dos por separado... Pero loca, lo podemos volver a unir.
 ¿De dónde sos? ¿A dónde vas? ¿Te puedo acompañar?
 No interesan ya tantas preguntas, tiro el último cigarrillo y empiezo a caminar. Fue bueno mientras duró.
 Pero no me escuchó, los pasos detrás mío sonaban mejor.

23.12.11

Y, nada.

 Lluvia de nuevo. Otra vez. Me encanta. Llora el cielo. Derrama lágrimas. Ojos de cielo. Cielo gris. Nublado. Nubes. Gotas. Vapor. Condensación.

Te tenía abandonado amigo, compañero. Como siempre suelo hacer.
Pero no más. No por ahora. Media pila, ¿no?

" Siempre serás mi pasión. Mis noches no tendrán fin, culpable es mi corazón.
Aun siento tu caminar, veo tu sombra en las paredes.
Siento tu voz tan lejana, siento tu amor ausente. "

Una linda foto: 

Twist and shout ♪

7.8.11

Este yo.

 Hoy no me siento bien, hoy no me siento bien. Si me lo repito, será que tal vez se cumpla. Será que tal vez me sentiré mal en verdad.
 Hoy me siento bien, hoy me siento bien. Si me lo dejo de repetir, se que jamás volveré a sentirme asi de nuevo.
 Hoy ya no siento nada, no siento nada. No siento mis piernas, están bastante cansadas de seguir soñando que corren por galerías infinitas, casi laberíntiscas. Casi perdiendo por las vueltas de la vida, sin descanso, y por un revés inoportuno.
 ¿Qué más podría sentir? Virtud, egoísmo. Hoy, me siento vieja. Ya perdí la noción de lo que es la juventud y el sentirse joven.
 Hoy tengo noción de lo que es el amor, hoy siento la verdad.
 Hoy, tengo ganas de asesinar. Mentira, pero no se acerquen. Hoy siento rabia. Hoy siento que perdí los números de teléfono de lo que fui.
 Resumiendo, soy algo. ¿Qué? No se, soy algo. Sencillo, mediocre, fatal.

 Y tal vez mañana, mañana me sienta mucho mejor. Porque un nuevo día comienza. Mañana, sufriré una nueva compatibilidad con el resto del planeta. Mañana me sentiré jovial, con buena vibra, casi yo.
 ¿Pero quién soy yo mejor dicho? Ese que soy hoy, o.. no lo sé, ese que seré mañana. ¿Y ese que fui?

Mejor llegar a la conclusión, que soy los tres. Para que los tres no discutan entre ellos y critiquen qué es cada uno. Para que luego terminen quedando pocos en el ruedo que se llama: vida.

22.7.11

Fragmento: "El Obelisco Negro" de Erich Maria Remarque

"-¡Ah Rudolf!- exclama en voz repentinamente honda y blanda-. Nada es falso.
-¿No?
-Claro que no. Lo falso y lo verdadero lo conoce tan sólo Dios. Si hay Dios, no hay más falsedad ni verdad. Todo es Dios. Falso sería tan sólo si estuviera fuera de él. Pero si algo pudiera estar fuera de él o contra él, no sería más que un Dios restringido. Y un Dios restringido no es Dios. Así, todo es verdad o no hay Dios. Mira qué fácil es.

 La miro sorprendido. Lo que dice suena verdaderamente simple y luminoso.
-¿Entonces no hay diablo y no hay infierno? ¿O si los hubiera no habría Dios?
Isabel asiente.
-Naturalmente que no, Rudolf. Poseemos tantas palabras... ¿quién las ha inventado?
-Hombres confundidos- respondo.
 Ella sacude la cabeza y señala la capilla.
-¡Los de allí! Y allí lo han aprisionado- cuchichea-. No puede salir. Querría salir. Pero lo han clavado en la cruz.
-¿Quién?
-Los sacerdotes. Lo tienen fijo.
-Otros sacerdotes- contesto-. Los de hace dos mil años. No éstos.
 Se apoya en mí.
-Siempre los mismos, Rudolf- susurra muy junto a mí- Querría salir, pero ellos lo tienen preso. Sangra y sangra y quiere bajar de la cruz. Pero ellos no lo dejan. Lo mantienen firme en la prisión de las altas torres y le dan incienso y oraciones y no lo dejan salir. ¿Sabes por qué?
 -No.
Cuelga la luna ahora pálidamente sobre los bosques.
-Porque es muy rico- me cuchichea-. Es muy rico. Y ellos quieren conservar su riqueza. Si saliera, la recobraría y todos ellos se quedarían pobres. Es como uno de los que encierran aquí arriba: otros se apoderan de su caudal y con él hacen lo que quieren y viven como ricos. Todos los que lo aprovechan y viven de Él. Dicen que eran buenos. Pero causan mucho mal. El que es simplemente malo poco puede hacer. Uno lo ve y se cuida. ¡Pero los buenos! ¡Lo que hacen! ¡Ah!, son sangrientos.
-Lo son- le contesto, notablemente conmovido por la voz susurrante en la oscuridad-. Han hecho espantoso mal. El que es justo es implacable.
-No vayas más allí, Rudolf- continúa cuchicheando-. Deberían dejarlo libre al que está en la cruz. Podría entonces él alguna vez reír y dormir y danzar.
-¿Lo crees tú?
-Cualquiera lo podría, Rudolf. Deberían dejarlo. Pero es demasiado peligroso para ellos. No es como ellos. Es el más peligroso de todos. Es el Buenísimo.
-¿Y por eso lo mantienen aferrado?
 Isabel asiente. Siento su aliento en el rostro.
-Si no tendrían que volver a clavarlo en la cruz.
-Sí- respondo-. Bien lo creo. Volverían a matarlo. Los mismos que le rezan hoy. Lo matarían como se ha matado a tantos y tantos en su nombre. En nombre de la justicia y del amor al prójimo.
 Isabel se estremece.
-No vayas más allí- y señala la capilla-. Dicen siempre que hay que sufrir. Las hermanas de negro, ¿por qué, Rudolf?
 No le contesto.
-¿Quién hace que tengamos que sufrir?- pregunta y se aprieta contra mí.
-Dios- le contesto amargado-. Si lo hay. Dios, que nos ha creado.
-¿Y quién castiga a Dios por ello?
-¿Cómo?
-¿Quién castiga a Dios por hacernos sufrir? Aquí, entre los hombres, ponen presos o ahorcan al que hace eso. ¿Quién ahorca a Dios?
-No he pensado en eso. Se lo voy a preguntar al vicario Bodendiek [...]"

21.7.11

Sin rendirle cuentas.

 Muchas veces me pregunté cuándo iba a llegar el momento en el que no tuviera que rendirles cuentas a nadie. Cuándo iba a poder salir (y no hablo de un boliche, para nada), salir al exterior sin preocuparme de avisar, de ver a dónde voy.
 Me gustaría empezar a equivocarme y caminar, caminar por nada más que caminar. Si supieran de la cantidad de caminos que me gustaría tomar, tantos lugares que me gustaría visitar, sin importar la plata (y sin importar La Plata), sin importar dónde dormir, dónde comer, qué comer. No me veo una semana en supervivencia, pero en verdad que me gustaría intentarlo.
 Es más que claro, que mi vida no está hecha para adecuarse a la ciudad, ni para una vida llena de excentricidades y gente amontonada. No es para mi.
 Necesito más tranquilidad, más soledad, más de mi. Más naturaleza, más camino, más lo que sea. No se si lo haré sola, en compañía de alguien. Es lo que menos me interesa. Pero todas las ideas, están en mi cabeza, como una manera de teorizar la "libertad", lo que me gustaría hacer y ser.

 Todo es un "me gustaría", pero la puta madre, cómo me encantaría hacerlo. Por eso necesito que el momento adecuado llegue, cuando quiera llegar, y estoy segura que va a ser la mejor cosa que podría obtener, el mejor regalo que me podrían dar: el momento en que no tenga que rendir cuentas a nadie.

"El sol no tiene oídos, pero su lengua me atrapó. Crece la escasez, y hasta la palabra vacío me llenó. Otra ruta, otro pueblo, otro cuarto de hotel, vida nómade.."

 Eso quiero, vida nómade. Ahora no queda más que esperar por el momento, para dar el salto y comerse al mundo.

6.6.11

Mi amigo

 La luna manchaba el cielo de luz con toda la intensidad, y porciones de tierra quedaban atrapadas en la luminosa ocupación de presentarse inmóviles.
 Un pequeño bote amarrado al puente ya deshecho por los años. Ya ni maderas que lo sujetaran. La pequeña laguna creaba en el agua gracias a la brisa veraniega, ondas que chocaban contra el bote y producían un ruido sistemático.
 Se sentía la calma y la tranquilidad. Alzó su vista al cielo y vió el centenar de estrellas que acompañaban a la luna como en una danza. Cada una con un vestido más brillante que la anterior. Eran tantas, que se trataba de una misión imposible el intentar contarlas.
 -¿Qué está haciendo?- le preguntó.
 -¿Yo? Nada. ¿Por qué?
 -Pareciera que está haciendo algo.
 -No, para nada.

 Nuevamente el silencio. Envolvía el lugar. Solo percibía el leve silbido del viento sobre mis oídos y mis cabellos jugaban con la brisa.
 -No me lo podés negar.
 -¿Qué cosa?
 -Que no estás haciendo nada.
 -No te entiendo.
 -Yo tampoco- Y largó una risita gutural

Qué tipo de mierda, pensaba por dentro. ¿Por qué no se va a joder a otra parte?
- Porque me gusta hablar con usted.
-¿Ah si? ¿Y yo que culpa tengo? Ni lo conozco, jamás hablé con usted.
- Es que por lo menos, usted me agrede. La gente común ni siquiera me dirige la palabra. Lo cual si me agrede, me agrada.
-¿Está queriendo usted decir que yo no soy común?- le grité algo enojado.
-Claro que no. Usted no es común, lo cual no quiere decir que sea raro. Si a mi me dijeran raro, realmente me enojaría. Es lindo no ser común de vez en cuando, ¿no le parece?

No le contesté. Idiota.
-Epa- me dijo. Me agradaría más su sinceridad si me lo dijera así sin más.
-Idiota.
No alcancé a escuchar si realmente se rió. Y tampoco lo miré para cerciorarme

Luego de unos minutos, volvió a la carga.
-Qué noche tan clara, ¿no es cierto? Aunque un poco fresca, debo admitir.
-¿Por qué me habla del clima?
-¿Por qué no, le debería hablar de clima? Es algo tan importante en estos días. ¿No le teme al calentamiento climático?
-Ah, puras tonterías.
-Yo no lo creería asi, mi amigo.
Me estremecí al escuchar la palabra.
-¡Qué dijo!
-Que yo no lo creería así.
-No, no, eso no. Lo otro.
Pensó unos segundos.
-¿Mi amigo?
-¿Con qué derecho me llama así? Apenas le conozco.
-Tiene usted razón.


-¿Por qué se comporta así?- le pregunté.
-Asi, ¿asi cómo?
-Asi, me habla, me tutea y me trata de usted. ¿Por qué?
-Oh- rió. Eso, bueno, se trata de un problema que tengo. Procedo a explicarle. Me pasa, que hay veces que a cierta gente me produce llamarla de vos, de tutearla. Pero siento que en un instante, tengo la necesidad de no tutearla más y llamarla de usted. Como si la conociera de nuevo. ¿Me entiende?
-Eso creo.

-"Un señuelo, hay algo oculto en cada sensación.." Oh mi corazón se vuelve delator, traicionándome. ¿No ha escuchado esa canción?
-No.
-Mh, bien. Dice cosas interesantes, tal vez le agrade escucharla. O prefiere que se la cante podría hacerlo: "un suave latigo, una premonición dibujan llagas en las manos.."
-Ehm, podría callarse, gracias.
-Veo que no sos muy educado.
-Veo que usted no deja de molestarme.
-Y a ver, señor, en qué lo molesto..
-En mis pensamientos.
-Ah, ¿y en qué pensaba?
-¿Qué le importa?


Ya basta. Callese un minuto por lo menos.

-¿Reza usted?
-¿Qué dijo?
-Vamos me escuchó bien.
-Eso no le interesa- me miraba con curiosidad.
-Si usted lo dice, pero si tanto se oculta, es porque no lo hace. No quisiera presionarlo, pero va a arder en el infierno y usted lo sabe. Y desde aquí se llega más fácil.
-¿Más fácil?
-Claro, los pacientes que padecen de esquizofrenia y personalidades múltiples terminan enloqueciendo y acabando lentamente con su vida. Es un camino lento y asegurado hacia el infierno.
-Y rezar, ¿no me garantizaría el ir al infierno?
-Hay casos y casos, claro. Pero rezando, uno puede negociar con.- Y me señaló el cielo, repleto de estrellas como hace unos instantes- usted sabe.
-Rezar es negociar, entonces. Está negociando su lugar, se está jugando su localidad en el cielo de Dios.
-¡No! Callese, no lo nombre. Podría escucharnos.
-Si es por mí que lo sepa, que yo no rezo, no negocio. Para eso brindo con el diablo.
-Si usted lo dice.. Pero no diga que no se lo advertí.
 Negué con la cabeza.


Unos minutos más y se acabaría el descanso. Y de nuevo a las habitaciones blancas, a las camas vacías. Me dediqué a los últimos minutos y observé el cielo, el bote que jamás dejó de golpear los bordes de los maderos, la brisa sorda y fresca.

-Vamos Mariano, ya nos tenemos que ir.
Miré a la señorita de blanco que me esperaba como todas las tardes.
-Si, ahí voy. Deje que me despida de mi amigo.
-Ah, ahora soy su amigo.
-Después de todo, ¿no me dijo que el que lo agredía le agradaba? Conforme hombre.
-Muy bien. Adiós- me respondió con una sonrisa.
-Adiós.

-Vamos Mariano, dale que tenés que acostarte.
-Si, ya voy.

Mariano se levantó y echó el último vistazo a la laguna. Dejó el banco en silencio y en soledad. Mientras marchaba con la enfermera, no podía evitar reír.
-Otro más que se cree mi amigo. ¿Cómo no se va a creer mi amigo si vive dentro de mi?
-Si, Mariano. Tenés razón.

 Y los dos marcharon juntos al  blanco edifiicio de grandes puertas y altas ventanas

28.5.11

Introspección.

 Me he tomado un tiempo bastante razonable para hacer tipo introspección. Volver la mirada a uno mismo, no se. Tal vez sin los resultados esperados, pero este blog va decayendo en picada progresiva entonces digo, bueno cuento lo que descubrí, poco pero suficiente.
 A partir de varias cosas, varias películas, varias cosas que estoy viviendo, encontré dentro de mi un espíritu algo así como de libertad. ¿Libertad? Já, despues de todo, ¿qué es la libertad? Algo superfluo. Somos libres, dentro de todo, entonces qué cosas hacen que sea más libre que los demás. Es una visión bastante contradictoria, creo.
 Lo que siento, es que necesito salir, salir de lo que soy, necesito la radicalización de mi vida. Pero bueno, más allá de que tengo que terminar de estudiar, tuve un gran problema con la elección de la carrera, porque me insistían en algo que fuera a ser redituable, ejemplo Abogacía, Contaduría, esas cosas.
 Cuando en casa dije, quiero ser docente, más allá de la risa e incredulidad, me dijeron: "y bueno", como que no me van a dejar ahí forever alone.
 Entonces después de meditarlo, un tiempo, me dije bueno, estudio algo relacionado: Psicopedagogía. Estaba casi decidida e hice el intento de ir a averiguar cuando di vuelta de nuevo y pensé,
pero ¿por qué no se van todos
 un poco a la concha de su madre?

 Me gustaría realmente ser docente, recorrer lugares, enseñar a pequeños diablitos, ¿qué importa el dinero? Ya se, esta misma pregunta me voy a hacer cuando pasen unos cinco o seis años y esté cagada de hambre, pero con honor voy a estar feliz de lo que elegí.
 Si creés que el dinero te va a hacer realmente feliz, estás muy mal y hacete ver, por favor.

 Me di cuenta que era una persona de ideales fuertes, y con sentimiento, pero que no sabía como gritarlo un poco más. Me siento en revolución. No es que vaya a salir con un arma, a lo Che (ante la duda mata) a cagar a tiros a todos, ni ser portadora de la bandera revolucionaria, pero si quiero hacer algo. Desde lo que pueda, cambiar algunas cosas, no se cuáles, pero ponele que si.

 En fin, el hecho es que, no es que me vaya a vivir a Alaska, o meterme en ¿política?
 What the fuck? ¿Por qué dije eso? El hecho es que a partir de ahora, me chupan tanto todos un huevo, y se pueden ir tanto a la mierda, qué realmente no me importan. Mi vida, la escribo yo, no me la escriben. Mapa de recorrido.


Au revoir, a todos...


Rumbos paralelos, dos anzuelos en un mismo río. Vamos a dar guerra con cuatro guitarras, vamos pedaleando contra el tiempo, soltando amarras. Brindo por las veces que perdimos las mismas batallas. Tengo tu sonrisa en un rincón, de mi salvapantallas. #Drexler


Pd: no hay

20.5.11

No hay nada.

 Hace tiempo que no escribo nada. Cómo si no tuviera nada por lo que pueda pasar, lo que pueda contar. ¡Cómo si no hubiera nada! Pero no sé, es como si
"mi pluma se hubiera secado".
 Como si no encontrara la forma de escribir algo. ¿Habré perdido el don? ¿Será que había que practicar y ahora no recuerdo cómo se hace?


Quiero quedarme no digas nada,
espera que la sombras se hallan ido neeena ♫

 ¿Época de crisis?


 Quién sabe. No la estoy pasando mal. Será que tengo que andar muy mal para escribir algo, ¿qué no funciona al revés también? Injusto, muy injusto. No se puede andar depre por la vida.
 Lo peor, es que me comprometí escribir algo por una ocasión especial, MUY MALA IDEA. De saber de esta sequía imaginativa y de creatividad no hubiera aceptado el reto (igual me voy a sobreponer y lo voy a lograr, porque soy copada sinceramente).

*Conclusión, (fatal pero conclusión al fin):
#elamormecortalainspiración.

21.4.11

La araña

 Las puertas estaban cerradas. El vestíbulo completamente vacío. ¿Dónde estaban todos?
-Malditos criados, ¿por qué no están cuando se los necesita? ¿Quién me servirá una mísera copa de brandy? ¡Se supone que deba hacerlo yo! Pero, Dios mío. ¡Voy a correrlos a todos, por ineptos!- vociferaba sin notar que por detrás de él se acercaba alguien. Sus pasos eran temerosos, y su respiración no era del todo rítmica.
 Se dio vuelta, con rapidez y con violencia se dirigió a la pobre muchacha que acudía temerosa a los gritos de su amo. Su piel era de un tono similar al chocolate, acompañados por sus rizos que le seguían hasta la cintura, delineada por un vestido del color del algodón amarrado en la cintura por un cinto algo precario hecho con retazos de cuero de algún animal.
-¡Tú! ¿Dónde están los demás?- exclamó con furia.
-¡Ido, ido, señor!- le contestó la joven aún con el miedo en sus ojos.
-¡Pero, cómo! Irse, ¿con el permiso de quién podrías decirme?
-No se, ido señor. Tienen miedo.
-¿Miedo? Miedo a qué, a quién. ¿Qué es el miedo?
-A usted.
 No comprendía, nada. ¿Miedo a él? ¿Por qué?
-¡Miedo! ¿Miedo de mí? Después de todo lo que he hecho por ustedes, malditos negros. Les he dado comida, casa, lujo. Si no fuera por mí, estarían todos en el fango buscando a sus hijos, y partes de sus cuerpos desmembrados. Pero, ¡qué se puede esperar de ustedes! Si no son más que negros, eso son: negros. ¿Miedo de qué?- le preguntaba a la joven tomándola fuertemente del brazo.
-Usted diablo, usted malo. ¡Suelte!
 La joven consiguió despegarse, ella era fuerte y vigorosa. Y apenas pudo verse libre de su captor, echó a correr con ligereza y habilidad, mientras de su boca corrían tambien palabras en algún idioma extraño. Por lo poco que conocía del mismo idioma, de haber con anterioridad escuchado a los criados consiguió entender algunas palabras: "diablo" "maldito" "Jesús misericordioso" La evangelización les había dado de su mejor receta.

 Quedó ahí, perplejo por algunos minutos. Pues no entendía nada. La mujer lo había dicho: "Usted diablo, usted malo." ¿Era eso tan así?
 Otro nuevo ataque de furia corría por sus venas y se reprodujo en la violencia con la que sus pasos recorrían el vestíbulo. Sus botas golpeaban con fuerza el piso de madera, y aún asi cubierto con alfombras pardas, se podían oír el eco de los mismos.
 Con esa furia contenida, llegando al final del corredor, se quedó parado frente a la puerta del estudio. La abrió y entró. Lo recorrió unas cuantas veces, dando vueltas en círculos. Pasando por detrás del sillón, por delante de la estantería rebozante en libros de toda talla, y por detrás del escritorio.
 Luego de varias vueltas, se acercó a la pequeña mesa cerca del escritorio, en donde reposaban tranquilas botellas casi vacías y otras no tanto, junto con un par de copas. Tomó una y se sirvió hasta la mitad de brandy y agregó dos hielos. Se sentó en el enorme sillón de tapizado bordo, haciendo juego con el ambiente.
 Se sentó y pensó, mirando hacia el gran ventanal que se encontraba detrás del escritorio. Desde allí podía observar el amplio jardín de la casa. En el medio, una fuente. Estatuas, de ángeles que han perdido la vida para quedarse allí en silencio. El césped se movía al compás de la brisa en una danza frenética acompañado por las ramas de los árboles, y ya sus pocas hojas prendidas a ellas.

 La bebida bajaba. Y con ella, su enojo. ¿Estaba enojado por que un par de negros se habían ido por miedo? Claro que no. Estaba enojado con él mismo.
 Había cambiado, era otro, se había evadido. No había noche que no maltratara a los criados, que no se embriagara, que no fuera acompañado de alguna barata prostituta. Y en eso, se levantó y un nuevo brote de ira, le hizo arrojar con fiereza la copa al suelo estallando en mil pedazos. Rombos de cristales correteaban por el suelo alfombrado parcialmente, y al llegar a la madera un ruido sordo y allí se estancaban.
 Permaneció de pie, un breve momento viendo el espectáculo. El desastre en el que se había convertido la sala. Levantó la vista y en el rincón más cercano al escritorio, una pequeña araña. Por la poca luz que llegaba a ese extremo, podía observar que era de un cuerpo negro y brillante mientras que de él cuatro pares de patas permanecían quietas sobre la telaraña. No se movía. La miró, con extrañeza. Admiraba su inmovilidad.
-¡Qué! ¿Qué me estás mirando? ¡Bicho del infierno!- y en eso, le tiró con un libro de la biblioteca- ¿Te gusta eso? ¡Eh!- y le arrojó otro.
 La araña se sentía amenazada, pero ofreció resistencia. No se inmutó.
 La situación lo exasperaba. Tomó todos los libros de la estantería y le arrojó los que pudo, mientras que el resto los tiró por el suelo junto con los vidrios. Cuando los libros no fueron suficiente, tomó las botellas y las arrojó contra la pared. El ruido era infernal. Entre todo el lío, la araña continuaba en su ademán silencioso.
 En ese estado, de ira repentina, la luna brillaba en lo alto del ventanal sobre un azul profundo rodeado de pequeños puntos ausentes y brillantes. Una sombra mal ubicada fue a dar en la habitación, el viento y los árboles le jugaron una mala pasada. Su cuerpo entumecido de alcohol, creyo ver que la araña se avalanzaba hacia él y trató de deshacerse. Se dio vuelta con urgencia y entre esos movimientos fue a tropezar con la pata del sillón y al caer dio su cabeza contra el esquinero de la pequeña mesa.


 Allí quedó en el suelo, desangrándose. Con pedazos de vidrio encrustados en la piel. 
 La araña tejía su telaraña con ademán insistente porque esa era su labor. Vivía solamente para atrapar insectos con ella y defenderse con su ponzoña de la amenaza externa. Ante cualquier dificultad posible, ella picaba y el veneno entumecía cada parte del cuerpo de su víctima. En el hombre, le llevaría unas dos o tres horas en afectar el sistema cardíaco y apagar de golpe el sonido de su corazón.
 La araña es un insecto demasiado pequeño para tener en su cuerpo demasiada maldad y provocar tanto daño. Pero el hombre no entiende que el animal lo hace por supervivencia, siguiendo sus netos instintos.
 Miles de veces el hombre abandona aquello que le fue dotado, la razón, para dejarse llevar por instintos animales y su egoísmo.

 Nadie sabe qué fue de él. Si murió aquella noche, o permanece aún protegiéndose de un insecto que no le ha hecho nada.

17.4.11

Tim

 Mara conocía a Tim desde no saber cuándo. Tenía los primeros recuerdos de la vida con la imagen de Tim. Empezó a hacerse vívido desde los comienzos, desde su temprana existencia. Su mamá le decía que Tim conocía a Mara desde el día de su nacimiento, pero ella no lo recordaba bien, obviamente por la corta edad. Era tan sólo una bebé.
 Mara hoy tiene 17 años, es una muchachita alegre y juvenil. Ama leer, escuchar buena música y es hasta el día de hoy que aguarda la llegada de su príncipe azul, todos ellos galanes de cine y tevé. Mara lleva ya unos 13 años de conocer a través de su memoria a Tim. Pero según la teoría de su madre, se conocen hace 17 años. 
 Tim es ya un hombre entrado en años, con unas pocas canas a cuestas, es una persona que a simple vista se asemeja a una roca. No sólo por su contextura física, sino por la rudeza y frialdad que existe en su corazón. Una piedra debe tener más carisma que Tim.

 La relación que une a Mara y a Tim, es en verdad extraña. Nunca entre ellos hubo un 'te amo', nunca hubo ni siquiera un 'te quiero', jamás un abrazo, jamás un saludo, jamás un saludo de las buenas noches, jamás una charla. Y eso pesaba en el corazón de Mara, porque ella si lo amaba, si lo quería, si lo abrazaría, si lo besaría y se sentiría de mil maravillas entablando una conversación con Tim. 
 Llegó al punto que Tim ni siquiera le dirigía la palabra a Mara, y eso provocaba que todas las noches bañara la almohada con sus lágrimas, y siempre lamentándose, y siempre echándose la culpa de que todo lo que pasaba era por sus faltas, por amar a una piedra.
 Mara siempre hizo de lo imposible, posible; para tratar de remediar esta situación. Siempre buscaba temas de conversación. Siempre buscaba ese cariño que tanto anhelaba, pero Tim parecía no entender las indirectas que Mara proponía. Ni siquiera se inmutaba en su presencia, para Tim, Mara era una cosa sin importancia.
  Él nunca se preocupó por el por qué de sus ojos brotaban lágrimas, o por qué estaba refunfuñada con ella misma, por qué no sonreía. Nunca se emocionó por sus logros, que eran muchos y nunca se preocupó por ayudarle a solucionar sus defectos. Para Tim, Mara no era nadie.
 Tim tenía la estúpida idea de creer que las demostraciones de su amor se basaban en trabajar y trabajar, pero no entendía que Mara prefería morir de hambre por días con tal de que Tim le dijera lo mucho que la quería y la valoraba como persona. 
 Para Mara, Tim era una especie de héroe. Una persona invencible e incansable. Pero Tim siempre era un ideal muy alejado de lo que ella buscaba ver. Tim nunca fue el Tim de sus sueños, aquel que la llevara a pasear, que le regalara flores, que le contara cuentos, que fuera el Rey y ella su princesa, que le dijera lo linda que era y lo mucho que la quería. Pero Tim era trabajar y trabajar. 
 La niñez de Mara estuvo marcada por eso, por la desilusión que Tim provocaba en su corazón y por la falta de comprensión que él le regalaba. Mara no entendía qué era lo que hacía mal. Si era una buena persona, que no le traía problemas, ¿por qué Tim no era capaz de darle una mísera prueba de su afecto?
 Frente a otras personas, Tim era todo lo que Mara quería y esa falsedad partía en mil pedacitos su corazón, todas aquellas expresiones la ofuscaban : "¿No es una persona excepcional Tim? Debe tratar así a todo el mundo" y Tim exhibía una sonrisa cálida de vitrina mientras que se alimentaba el resentimiento en el interior de Mara.
 Poco a poco aprendió que tras miles de intentos, jamás recibiría lo que ella buscaba. Asi fue que Mara se hizo una coraza donde ya nadie podría entrar, sobretodo Tim. Él ya no vería sus sentimientos, porque había escogido otra cosa, y eso no le parecía correcto a Mara.
 Fue deshaciéndose de la idea de intentarlo y se dejó caer en la indiferencia. La presencia de Tim le parecía de tan poca importancia que ya le daba lo mismo que estuviera cerca o lejos. Sus chistes no les daba ninguna gracia y ante un atisbo de palabra de parte de Tim, Mara contestaba con un rostro serio y falto de sentimiento.


 Dejaron de verse, por completo, y Mara se sentía ahora mejor, porque había entendido que Tim era un caso perdido y la joven se había cansado de intentar.

 La indiferencia y la falta de amor, se tornaron lentamente en odio. Estar cerca de Tim le provocaba recelo y le crispaban los nervios, a tal punto que debía alejarse para no romper ese tratado de frialdad que había firmado secretamente con Tim, pero que él no lo sabía.
 Se podía decir que Mara ya no amaba Tim, y que él tampoco la amaba o le parecía indiferente. Por lo tanto jamás podrían llegar a entenderse. Mara y Tim, jamás serían algo ni siquiera se arrimarían a ser una familia.






Tim era un padre desinteresado y Mara una hija que se había desinteresado a la fuerza.

16.4.11

Andar andando, sólo andando por andar

 Yo no se si algún día aceptes y me respondas que si cuando te diga: "Cabrón, nos vamos a darle pelea a la vida. Asi que agarras tus maletas y me sigues, ¿o no?

 Y si tal vez me canse de esperar, no lo sé. Ahora tengo las cosas listas, la mochila preparada y la cámara a punto para partir.
 Y si me dices que no, pues no importa. Parto igual, a dónde nadie conozca quién soy, y si por qué no, a buscar lo nuevo.
 Ya ni siquiera sé que voy a llevar, por lo pronto, nada. ¿Para qué cargarse las espaldas de cosas que no sirven? Y de cosas que jamás voy a usar.
 Tal vez, un buen libro para no sentirse solo, si es que no quieres acompañarme, llevaré palabras que me hagan recordarte hasta que termine el viaje. Que tampoco pretendo que lo haga.
 ¿Por cuántos caminos pretenderé ir? ¿A dónde voy a dormir? ¿Qué comeré? Pues tengo una simple respuesta:
 ¿ A QUIÉN DEMONIOS LE INTERESA ? 

 Planeo sólo caminar, hasta que las fuerzas me lo permitan. Pretendo ir, por cualquier medio. Y pretendo sobre todo, no pretender nada. A nadie le importan los planes, y no los habrá por supuesto.
 ¿Y si nos fuimos a volar sin paracaídas? Estoy segura que ninguno va a quedar a la deriva. Somos como imanes, tú te mueves y yo me posiciono para quedar exactamente a la misma distancia, si es porque simplemente poseemos una fuerza de gravedad distinta, diferente a la de este mundo. Que no me entiende, pero ¿qué importa?
 Que te empiece a resbalar todo, es un ejercicio que se extralimita bastante de la conducta humana, pero cuando lo lográs, se siente tan bien. Porque ya nada te interesa.
 ¿Cómo te puedo decir en cien palabras todo lo que me gustaría ser? ¿Todo a lo que me gustaría encontrar?
 Si tengo fe de que todo saldrá una locura, pero no religión. Y nadie quiere que salga bien. ¿Para qué? Si todo fuera color de rosa, sería aburrido y el viaje no tendría sentido.

 Sólo quiero un cielo azul, un camino bordeado por el mundo, mis pies y un horizonte allá.. siempre lejos. Siempre corriendo, tratando de que jamás lo atrape porque cuando así sea lo podré encarcelar. Por ello, siempre lo perseguiré y espero que jamás se canse, aminore la marcha y se deje atrapar. Y si, vamos. Vamos a atrapar al horizonte.

 Por eso repito de nuevo la pregunta:



 C abrón, nos vamos a pelear la vida, a atrapar al horizonte. Agarras tus cosas y me sigues, ¿o no?


30.3.11



lo veo en tus ojos, cansados de llorar..
 


26.3.11

Tengo abierta la ventana, porque asi se escapa el tiempo sin verte.

 Debo admitir que se me hace tremendamente dificil seguir así, de este modo. Pero me advertiste al irte que esto sucedería. Me preguntaste si estaría bien, y sin poder dejar mi orgullo de lado te contesté que ya ibas a darte cuenta por ti mismo, lo verías. Verías de todo lo que era capaz.
 Mentí. Te dije que no te necesitaría, que sin ti podría seguir adelante, porque yo era fuerte. Y te lo iba a demostrar.
 Cerraste la puerta tras tus pies y tus maletas, y de mis ojos brotaron lágrimas que en vez de tristeza, eran de pura rabia. Rabia y frustración. No podía permitir que alguien así pudiera llevarme al extremo de ser tan dependiente. Moría de ganas porque el tiempo pasara y vieras que ya no te necesitaba, que era una mujer independiente, entregada a lo que yo consideraba, mi vida, mi trabajo, mis estudios. Y cuando lo vieras te ibas a dar cuenta que estabas arrepentido de tu decisión, que me extrañabas a mares y que no podías continuar con tu vida, porque te faltaba la otra mitad.
 Pero el tiempo pasó, y no sin resultar totalmente trágico y fastidioso. Porque los papeles se habían dado vuelta. Quién era independiente y entregado, no era yo, sino tú. En cambio, la que extrañaba, la que lloraba, la que no sabía como salir de un círculo vicioso, era yo.
 No volviste jamás y como boba yo te esperé. Tal vez más tiempo del que merecías que te esperase. Pero nunca cerré la ventana. Tal vez así, vuelvas, flotando entre la brisa. Tal vez, tu perfume llegue a mi, y si tengo suerte aparecerás cuando menos lo espere.
 Y sin ningún tipo de remordimiento de parte de los dos, nos miraremos con dulzura, me darás flores: rosas blancas; mis favoritas ¿cómo lo recuerdas?
 Las aceptaré, me dirás cuánto me extrañaste y te contestaré que siempre lo supe, y que tambien siempre supe que vendrías, y que por eso te esperé tantos años en soledad. Me dirás: te amo; y te diré que nadie más que yo puede amarte de esta manera.
 Y colgado de un beso, se disipa en el ambiente la fantasía. La realidad es que ya no estás. Y tan solo estaba soñando despierta o dormida, ya ni me doy cuenta.
 Únicamente me levanto y doy unos pasos, aún impresionada por la ilusión, hacia la ventana. Miro hacia afuera, no anda un alma por la calle. Inspiro con fuerza y no siento tu perfume. Todo el aire de mis pulmones se va en un enorme suspiro.
 Cierro la ventana algo desilusionada. Pues ya no vendrás.

20.3.11

Gayola

  Hace unos meses que caí acá en la gayola. Una injusticia. Me culparon de un robo que no cometí. Me dijeron que me había robado un cuero marca Correa, que lo encontraron abajo del catre que mi tata me había dado cuando me casé con la vieja. Si habré dormido miles de noches con ella ahí y otras mil afuera con el perro Cachira por llegar borracho.
  No puedo creer, el daño que le hice, a pesar que de esto soy inocente, tal vez estoy pagando con creces todas las noches que volvía del bar, con unas copas de más, medio mamado y me desquitaba de la pobreza, del hambre y la mala suerte con ella. Tan delicada.
  Y también, como extraño a mi pibe. Ese que se fue un fin de año y nos dejó; a mi y a mi vieja solos como dos perros. Todavía no quiero (ni puedo) entender por qué se fue, pero lo hizo por su bien, según él.
  Se que no me van a tener acá por mucho tiempo. Espero volver pronto a mi rancho, volver a ver al perro flaco. A la vieja y a la miseria.

17.3.11

El Piano

  Cada nota es un alivio. Si hace días estoy sentado al piano tratando de volcar allí la melancolía. Cada nota me lleva a un espacio donde no existe la maldad, la codicia. La música es la salvación del mundo. Por lo menos en mi mundo.
  Mis dedos sobre las teclas se sienten como un remedio para la fatalidad, un letargo que me adormece. Ya he cambiado de parecer, y he cambiado mi ser porque tu lo pediste. ¿Y qué conseguí a cambio? Te fuiste y me dejaste aquí junto al piano.
  Si antes te sentabas a mi lado a escuchar la dulce melodía que de mi nacía al verte, que nacía de tu corazón y que yo lo tomaba para transformarlo en algo armonioso y dulce como tu cuerpo. Tus latidos eran los pulsos con los que conseguía guiarme, tu voz eran mis corcheas y tus miradas, mis silencios. Eras en sí, una partitura en vida. Tu belleza mi clave de sol. ¿Qué nos pasó? Si veo ahora y ya no estas a mi lado, junto al piano.
  Miles de noches he soñado, miles de veces me he inspirado con tu presencia en mi vida. Pero ahora, ya no estas y ¿qué debo hacer?
  Seguiré en el piano, tocando sin parar un segundo. Porque es allí donde estás, aunque no te vea. Allí estás y lo estarás por siempre. Mientras la música salga de allí, allí vivirás. Tanto así como en mi corazón. Mis recuerdos te pertenecen, pero eso ya lo sabes

16.3.11

Mis ojos se ven cansados de llorar

Dame un beso que me haga viajar,
dame una canción para esperar,
dame una razón para cambiar.

Dame un sueño roto para coser,
dame un libro que me haga crecer.

Cuando el mar no tenga sed y el amor sepa perder.
Venderé mi corazón, para darte algo mejor.

Perdoname, abrazame,

               ..te he visto llorar,
donde nadie llora más, donde el amor sabe mal,
donde los besos se van, donde la vida da igual,
donde nada es de verdad, donde no existe la paz

Dame un par de noches y te amaré,
dame una sonrisa y no te olvidaré.

Cuando el mar no tenga sed y el amor sepa perder
Venderé mi corazón para darte algo mejor.


Perdoname
                                                                                              
                                                                                                           abrazame,
te he visto llorar,
          donde nadie llora más, donde el amor sabe mal,
                       donde los besos se van, donde la vida da igual,
donde nada es de verdad, donde no existe la paz.