Tarde de llovizna gris, pero el sol está en ti. Hundido en tu regazo. Tejes y tus manos son dos lirios al amor, reposo en tu cansancio. Ven, te quiero ver andar, silencioso y frutal. Adagio de la espera. Ven que el tiempo es de los dos y por gracia tendremos primavera. Si eres pan que floreció en la mesa del amor y el vino de tu sangre es savia. Si tu aliento en el cristal, es cielo abierto al sol, la luz en tu regazo canta. Ven que este tiempo es de los dos y es gracia por nuestro amor

23.12.11

Y, nada.

 Lluvia de nuevo. Otra vez. Me encanta. Llora el cielo. Derrama lágrimas. Ojos de cielo. Cielo gris. Nublado. Nubes. Gotas. Vapor. Condensación.

Te tenía abandonado amigo, compañero. Como siempre suelo hacer.
Pero no más. No por ahora. Media pila, ¿no?

" Siempre serás mi pasión. Mis noches no tendrán fin, culpable es mi corazón.
Aun siento tu caminar, veo tu sombra en las paredes.
Siento tu voz tan lejana, siento tu amor ausente. "

Una linda foto: 

Twist and shout ♪

7.8.11

Este yo.

 Hoy no me siento bien, hoy no me siento bien. Si me lo repito, será que tal vez se cumpla. Será que tal vez me sentiré mal en verdad.
 Hoy me siento bien, hoy me siento bien. Si me lo dejo de repetir, se que jamás volveré a sentirme asi de nuevo.
 Hoy ya no siento nada, no siento nada. No siento mis piernas, están bastante cansadas de seguir soñando que corren por galerías infinitas, casi laberíntiscas. Casi perdiendo por las vueltas de la vida, sin descanso, y por un revés inoportuno.
 ¿Qué más podría sentir? Virtud, egoísmo. Hoy, me siento vieja. Ya perdí la noción de lo que es la juventud y el sentirse joven.
 Hoy tengo noción de lo que es el amor, hoy siento la verdad.
 Hoy, tengo ganas de asesinar. Mentira, pero no se acerquen. Hoy siento rabia. Hoy siento que perdí los números de teléfono de lo que fui.
 Resumiendo, soy algo. ¿Qué? No se, soy algo. Sencillo, mediocre, fatal.

 Y tal vez mañana, mañana me sienta mucho mejor. Porque un nuevo día comienza. Mañana, sufriré una nueva compatibilidad con el resto del planeta. Mañana me sentiré jovial, con buena vibra, casi yo.
 ¿Pero quién soy yo mejor dicho? Ese que soy hoy, o.. no lo sé, ese que seré mañana. ¿Y ese que fui?

Mejor llegar a la conclusión, que soy los tres. Para que los tres no discutan entre ellos y critiquen qué es cada uno. Para que luego terminen quedando pocos en el ruedo que se llama: vida.

22.7.11

Fragmento: "El Obelisco Negro" de Erich Maria Remarque

"-¡Ah Rudolf!- exclama en voz repentinamente honda y blanda-. Nada es falso.
-¿No?
-Claro que no. Lo falso y lo verdadero lo conoce tan sólo Dios. Si hay Dios, no hay más falsedad ni verdad. Todo es Dios. Falso sería tan sólo si estuviera fuera de él. Pero si algo pudiera estar fuera de él o contra él, no sería más que un Dios restringido. Y un Dios restringido no es Dios. Así, todo es verdad o no hay Dios. Mira qué fácil es.

 La miro sorprendido. Lo que dice suena verdaderamente simple y luminoso.
-¿Entonces no hay diablo y no hay infierno? ¿O si los hubiera no habría Dios?
Isabel asiente.
-Naturalmente que no, Rudolf. Poseemos tantas palabras... ¿quién las ha inventado?
-Hombres confundidos- respondo.
 Ella sacude la cabeza y señala la capilla.
-¡Los de allí! Y allí lo han aprisionado- cuchichea-. No puede salir. Querría salir. Pero lo han clavado en la cruz.
-¿Quién?
-Los sacerdotes. Lo tienen fijo.
-Otros sacerdotes- contesto-. Los de hace dos mil años. No éstos.
 Se apoya en mí.
-Siempre los mismos, Rudolf- susurra muy junto a mí- Querría salir, pero ellos lo tienen preso. Sangra y sangra y quiere bajar de la cruz. Pero ellos no lo dejan. Lo mantienen firme en la prisión de las altas torres y le dan incienso y oraciones y no lo dejan salir. ¿Sabes por qué?
 -No.
Cuelga la luna ahora pálidamente sobre los bosques.
-Porque es muy rico- me cuchichea-. Es muy rico. Y ellos quieren conservar su riqueza. Si saliera, la recobraría y todos ellos se quedarían pobres. Es como uno de los que encierran aquí arriba: otros se apoderan de su caudal y con él hacen lo que quieren y viven como ricos. Todos los que lo aprovechan y viven de Él. Dicen que eran buenos. Pero causan mucho mal. El que es simplemente malo poco puede hacer. Uno lo ve y se cuida. ¡Pero los buenos! ¡Lo que hacen! ¡Ah!, son sangrientos.
-Lo son- le contesto, notablemente conmovido por la voz susurrante en la oscuridad-. Han hecho espantoso mal. El que es justo es implacable.
-No vayas más allí, Rudolf- continúa cuchicheando-. Deberían dejarlo libre al que está en la cruz. Podría entonces él alguna vez reír y dormir y danzar.
-¿Lo crees tú?
-Cualquiera lo podría, Rudolf. Deberían dejarlo. Pero es demasiado peligroso para ellos. No es como ellos. Es el más peligroso de todos. Es el Buenísimo.
-¿Y por eso lo mantienen aferrado?
 Isabel asiente. Siento su aliento en el rostro.
-Si no tendrían que volver a clavarlo en la cruz.
-Sí- respondo-. Bien lo creo. Volverían a matarlo. Los mismos que le rezan hoy. Lo matarían como se ha matado a tantos y tantos en su nombre. En nombre de la justicia y del amor al prójimo.
 Isabel se estremece.
-No vayas más allí- y señala la capilla-. Dicen siempre que hay que sufrir. Las hermanas de negro, ¿por qué, Rudolf?
 No le contesto.
-¿Quién hace que tengamos que sufrir?- pregunta y se aprieta contra mí.
-Dios- le contesto amargado-. Si lo hay. Dios, que nos ha creado.
-¿Y quién castiga a Dios por ello?
-¿Cómo?
-¿Quién castiga a Dios por hacernos sufrir? Aquí, entre los hombres, ponen presos o ahorcan al que hace eso. ¿Quién ahorca a Dios?
-No he pensado en eso. Se lo voy a preguntar al vicario Bodendiek [...]"

21.7.11

Sin rendirle cuentas.

 Muchas veces me pregunté cuándo iba a llegar el momento en el que no tuviera que rendirles cuentas a nadie. Cuándo iba a poder salir (y no hablo de un boliche, para nada), salir al exterior sin preocuparme de avisar, de ver a dónde voy.
 Me gustaría empezar a equivocarme y caminar, caminar por nada más que caminar. Si supieran de la cantidad de caminos que me gustaría tomar, tantos lugares que me gustaría visitar, sin importar la plata (y sin importar La Plata), sin importar dónde dormir, dónde comer, qué comer. No me veo una semana en supervivencia, pero en verdad que me gustaría intentarlo.
 Es más que claro, que mi vida no está hecha para adecuarse a la ciudad, ni para una vida llena de excentricidades y gente amontonada. No es para mi.
 Necesito más tranquilidad, más soledad, más de mi. Más naturaleza, más camino, más lo que sea. No se si lo haré sola, en compañía de alguien. Es lo que menos me interesa. Pero todas las ideas, están en mi cabeza, como una manera de teorizar la "libertad", lo que me gustaría hacer y ser.

 Todo es un "me gustaría", pero la puta madre, cómo me encantaría hacerlo. Por eso necesito que el momento adecuado llegue, cuando quiera llegar, y estoy segura que va a ser la mejor cosa que podría obtener, el mejor regalo que me podrían dar: el momento en que no tenga que rendir cuentas a nadie.

"El sol no tiene oídos, pero su lengua me atrapó. Crece la escasez, y hasta la palabra vacío me llenó. Otra ruta, otro pueblo, otro cuarto de hotel, vida nómade.."

 Eso quiero, vida nómade. Ahora no queda más que esperar por el momento, para dar el salto y comerse al mundo.

6.6.11

Mi amigo

 La luna manchaba el cielo de luz con toda la intensidad, y porciones de tierra quedaban atrapadas en la luminosa ocupación de presentarse inmóviles.
 Un pequeño bote amarrado al puente ya deshecho por los años. Ya ni maderas que lo sujetaran. La pequeña laguna creaba en el agua gracias a la brisa veraniega, ondas que chocaban contra el bote y producían un ruido sistemático.
 Se sentía la calma y la tranquilidad. Alzó su vista al cielo y vió el centenar de estrellas que acompañaban a la luna como en una danza. Cada una con un vestido más brillante que la anterior. Eran tantas, que se trataba de una misión imposible el intentar contarlas.
 -¿Qué está haciendo?- le preguntó.
 -¿Yo? Nada. ¿Por qué?
 -Pareciera que está haciendo algo.
 -No, para nada.

 Nuevamente el silencio. Envolvía el lugar. Solo percibía el leve silbido del viento sobre mis oídos y mis cabellos jugaban con la brisa.
 -No me lo podés negar.
 -¿Qué cosa?
 -Que no estás haciendo nada.
 -No te entiendo.
 -Yo tampoco- Y largó una risita gutural

Qué tipo de mierda, pensaba por dentro. ¿Por qué no se va a joder a otra parte?
- Porque me gusta hablar con usted.
-¿Ah si? ¿Y yo que culpa tengo? Ni lo conozco, jamás hablé con usted.
- Es que por lo menos, usted me agrede. La gente común ni siquiera me dirige la palabra. Lo cual si me agrede, me agrada.
-¿Está queriendo usted decir que yo no soy común?- le grité algo enojado.
-Claro que no. Usted no es común, lo cual no quiere decir que sea raro. Si a mi me dijeran raro, realmente me enojaría. Es lindo no ser común de vez en cuando, ¿no le parece?

No le contesté. Idiota.
-Epa- me dijo. Me agradaría más su sinceridad si me lo dijera así sin más.
-Idiota.
No alcancé a escuchar si realmente se rió. Y tampoco lo miré para cerciorarme

Luego de unos minutos, volvió a la carga.
-Qué noche tan clara, ¿no es cierto? Aunque un poco fresca, debo admitir.
-¿Por qué me habla del clima?
-¿Por qué no, le debería hablar de clima? Es algo tan importante en estos días. ¿No le teme al calentamiento climático?
-Ah, puras tonterías.
-Yo no lo creería asi, mi amigo.
Me estremecí al escuchar la palabra.
-¡Qué dijo!
-Que yo no lo creería así.
-No, no, eso no. Lo otro.
Pensó unos segundos.
-¿Mi amigo?
-¿Con qué derecho me llama así? Apenas le conozco.
-Tiene usted razón.


-¿Por qué se comporta así?- le pregunté.
-Asi, ¿asi cómo?
-Asi, me habla, me tutea y me trata de usted. ¿Por qué?
-Oh- rió. Eso, bueno, se trata de un problema que tengo. Procedo a explicarle. Me pasa, que hay veces que a cierta gente me produce llamarla de vos, de tutearla. Pero siento que en un instante, tengo la necesidad de no tutearla más y llamarla de usted. Como si la conociera de nuevo. ¿Me entiende?
-Eso creo.

-"Un señuelo, hay algo oculto en cada sensación.." Oh mi corazón se vuelve delator, traicionándome. ¿No ha escuchado esa canción?
-No.
-Mh, bien. Dice cosas interesantes, tal vez le agrade escucharla. O prefiere que se la cante podría hacerlo: "un suave latigo, una premonición dibujan llagas en las manos.."
-Ehm, podría callarse, gracias.
-Veo que no sos muy educado.
-Veo que usted no deja de molestarme.
-Y a ver, señor, en qué lo molesto..
-En mis pensamientos.
-Ah, ¿y en qué pensaba?
-¿Qué le importa?


Ya basta. Callese un minuto por lo menos.

-¿Reza usted?
-¿Qué dijo?
-Vamos me escuchó bien.
-Eso no le interesa- me miraba con curiosidad.
-Si usted lo dice, pero si tanto se oculta, es porque no lo hace. No quisiera presionarlo, pero va a arder en el infierno y usted lo sabe. Y desde aquí se llega más fácil.
-¿Más fácil?
-Claro, los pacientes que padecen de esquizofrenia y personalidades múltiples terminan enloqueciendo y acabando lentamente con su vida. Es un camino lento y asegurado hacia el infierno.
-Y rezar, ¿no me garantizaría el ir al infierno?
-Hay casos y casos, claro. Pero rezando, uno puede negociar con.- Y me señaló el cielo, repleto de estrellas como hace unos instantes- usted sabe.
-Rezar es negociar, entonces. Está negociando su lugar, se está jugando su localidad en el cielo de Dios.
-¡No! Callese, no lo nombre. Podría escucharnos.
-Si es por mí que lo sepa, que yo no rezo, no negocio. Para eso brindo con el diablo.
-Si usted lo dice.. Pero no diga que no se lo advertí.
 Negué con la cabeza.


Unos minutos más y se acabaría el descanso. Y de nuevo a las habitaciones blancas, a las camas vacías. Me dediqué a los últimos minutos y observé el cielo, el bote que jamás dejó de golpear los bordes de los maderos, la brisa sorda y fresca.

-Vamos Mariano, ya nos tenemos que ir.
Miré a la señorita de blanco que me esperaba como todas las tardes.
-Si, ahí voy. Deje que me despida de mi amigo.
-Ah, ahora soy su amigo.
-Después de todo, ¿no me dijo que el que lo agredía le agradaba? Conforme hombre.
-Muy bien. Adiós- me respondió con una sonrisa.
-Adiós.

-Vamos Mariano, dale que tenés que acostarte.
-Si, ya voy.

Mariano se levantó y echó el último vistazo a la laguna. Dejó el banco en silencio y en soledad. Mientras marchaba con la enfermera, no podía evitar reír.
-Otro más que se cree mi amigo. ¿Cómo no se va a creer mi amigo si vive dentro de mi?
-Si, Mariano. Tenés razón.

 Y los dos marcharon juntos al  blanco edifiicio de grandes puertas y altas ventanas

28.5.11

Introspección.

 Me he tomado un tiempo bastante razonable para hacer tipo introspección. Volver la mirada a uno mismo, no se. Tal vez sin los resultados esperados, pero este blog va decayendo en picada progresiva entonces digo, bueno cuento lo que descubrí, poco pero suficiente.
 A partir de varias cosas, varias películas, varias cosas que estoy viviendo, encontré dentro de mi un espíritu algo así como de libertad. ¿Libertad? Já, despues de todo, ¿qué es la libertad? Algo superfluo. Somos libres, dentro de todo, entonces qué cosas hacen que sea más libre que los demás. Es una visión bastante contradictoria, creo.
 Lo que siento, es que necesito salir, salir de lo que soy, necesito la radicalización de mi vida. Pero bueno, más allá de que tengo que terminar de estudiar, tuve un gran problema con la elección de la carrera, porque me insistían en algo que fuera a ser redituable, ejemplo Abogacía, Contaduría, esas cosas.
 Cuando en casa dije, quiero ser docente, más allá de la risa e incredulidad, me dijeron: "y bueno", como que no me van a dejar ahí forever alone.
 Entonces después de meditarlo, un tiempo, me dije bueno, estudio algo relacionado: Psicopedagogía. Estaba casi decidida e hice el intento de ir a averiguar cuando di vuelta de nuevo y pensé,
pero ¿por qué no se van todos
 un poco a la concha de su madre?

 Me gustaría realmente ser docente, recorrer lugares, enseñar a pequeños diablitos, ¿qué importa el dinero? Ya se, esta misma pregunta me voy a hacer cuando pasen unos cinco o seis años y esté cagada de hambre, pero con honor voy a estar feliz de lo que elegí.
 Si creés que el dinero te va a hacer realmente feliz, estás muy mal y hacete ver, por favor.

 Me di cuenta que era una persona de ideales fuertes, y con sentimiento, pero que no sabía como gritarlo un poco más. Me siento en revolución. No es que vaya a salir con un arma, a lo Che (ante la duda mata) a cagar a tiros a todos, ni ser portadora de la bandera revolucionaria, pero si quiero hacer algo. Desde lo que pueda, cambiar algunas cosas, no se cuáles, pero ponele que si.

 En fin, el hecho es que, no es que me vaya a vivir a Alaska, o meterme en ¿política?
 What the fuck? ¿Por qué dije eso? El hecho es que a partir de ahora, me chupan tanto todos un huevo, y se pueden ir tanto a la mierda, qué realmente no me importan. Mi vida, la escribo yo, no me la escriben. Mapa de recorrido.


Au revoir, a todos...


Rumbos paralelos, dos anzuelos en un mismo río. Vamos a dar guerra con cuatro guitarras, vamos pedaleando contra el tiempo, soltando amarras. Brindo por las veces que perdimos las mismas batallas. Tengo tu sonrisa en un rincón, de mi salvapantallas. #Drexler


Pd: no hay

20.5.11

No hay nada.

 Hace tiempo que no escribo nada. Cómo si no tuviera nada por lo que pueda pasar, lo que pueda contar. ¡Cómo si no hubiera nada! Pero no sé, es como si
"mi pluma se hubiera secado".
 Como si no encontrara la forma de escribir algo. ¿Habré perdido el don? ¿Será que había que practicar y ahora no recuerdo cómo se hace?


Quiero quedarme no digas nada,
espera que la sombras se hallan ido neeena ♫

 ¿Época de crisis?


 Quién sabe. No la estoy pasando mal. Será que tengo que andar muy mal para escribir algo, ¿qué no funciona al revés también? Injusto, muy injusto. No se puede andar depre por la vida.
 Lo peor, es que me comprometí escribir algo por una ocasión especial, MUY MALA IDEA. De saber de esta sequía imaginativa y de creatividad no hubiera aceptado el reto (igual me voy a sobreponer y lo voy a lograr, porque soy copada sinceramente).

*Conclusión, (fatal pero conclusión al fin):
#elamormecortalainspiración.

21.4.11

La araña

 Las puertas estaban cerradas. El vestíbulo completamente vacío. ¿Dónde estaban todos?
-Malditos criados, ¿por qué no están cuando se los necesita? ¿Quién me servirá una mísera copa de brandy? ¡Se supone que deba hacerlo yo! Pero, Dios mío. ¡Voy a correrlos a todos, por ineptos!- vociferaba sin notar que por detrás de él se acercaba alguien. Sus pasos eran temerosos, y su respiración no era del todo rítmica.
 Se dio vuelta, con rapidez y con violencia se dirigió a la pobre muchacha que acudía temerosa a los gritos de su amo. Su piel era de un tono similar al chocolate, acompañados por sus rizos que le seguían hasta la cintura, delineada por un vestido del color del algodón amarrado en la cintura por un cinto algo precario hecho con retazos de cuero de algún animal.
-¡Tú! ¿Dónde están los demás?- exclamó con furia.
-¡Ido, ido, señor!- le contestó la joven aún con el miedo en sus ojos.
-¡Pero, cómo! Irse, ¿con el permiso de quién podrías decirme?
-No se, ido señor. Tienen miedo.
-¿Miedo? Miedo a qué, a quién. ¿Qué es el miedo?
-A usted.
 No comprendía, nada. ¿Miedo a él? ¿Por qué?
-¡Miedo! ¿Miedo de mí? Después de todo lo que he hecho por ustedes, malditos negros. Les he dado comida, casa, lujo. Si no fuera por mí, estarían todos en el fango buscando a sus hijos, y partes de sus cuerpos desmembrados. Pero, ¡qué se puede esperar de ustedes! Si no son más que negros, eso son: negros. ¿Miedo de qué?- le preguntaba a la joven tomándola fuertemente del brazo.
-Usted diablo, usted malo. ¡Suelte!
 La joven consiguió despegarse, ella era fuerte y vigorosa. Y apenas pudo verse libre de su captor, echó a correr con ligereza y habilidad, mientras de su boca corrían tambien palabras en algún idioma extraño. Por lo poco que conocía del mismo idioma, de haber con anterioridad escuchado a los criados consiguió entender algunas palabras: "diablo" "maldito" "Jesús misericordioso" La evangelización les había dado de su mejor receta.

 Quedó ahí, perplejo por algunos minutos. Pues no entendía nada. La mujer lo había dicho: "Usted diablo, usted malo." ¿Era eso tan así?
 Otro nuevo ataque de furia corría por sus venas y se reprodujo en la violencia con la que sus pasos recorrían el vestíbulo. Sus botas golpeaban con fuerza el piso de madera, y aún asi cubierto con alfombras pardas, se podían oír el eco de los mismos.
 Con esa furia contenida, llegando al final del corredor, se quedó parado frente a la puerta del estudio. La abrió y entró. Lo recorrió unas cuantas veces, dando vueltas en círculos. Pasando por detrás del sillón, por delante de la estantería rebozante en libros de toda talla, y por detrás del escritorio.
 Luego de varias vueltas, se acercó a la pequeña mesa cerca del escritorio, en donde reposaban tranquilas botellas casi vacías y otras no tanto, junto con un par de copas. Tomó una y se sirvió hasta la mitad de brandy y agregó dos hielos. Se sentó en el enorme sillón de tapizado bordo, haciendo juego con el ambiente.
 Se sentó y pensó, mirando hacia el gran ventanal que se encontraba detrás del escritorio. Desde allí podía observar el amplio jardín de la casa. En el medio, una fuente. Estatuas, de ángeles que han perdido la vida para quedarse allí en silencio. El césped se movía al compás de la brisa en una danza frenética acompañado por las ramas de los árboles, y ya sus pocas hojas prendidas a ellas.

 La bebida bajaba. Y con ella, su enojo. ¿Estaba enojado por que un par de negros se habían ido por miedo? Claro que no. Estaba enojado con él mismo.
 Había cambiado, era otro, se había evadido. No había noche que no maltratara a los criados, que no se embriagara, que no fuera acompañado de alguna barata prostituta. Y en eso, se levantó y un nuevo brote de ira, le hizo arrojar con fiereza la copa al suelo estallando en mil pedazos. Rombos de cristales correteaban por el suelo alfombrado parcialmente, y al llegar a la madera un ruido sordo y allí se estancaban.
 Permaneció de pie, un breve momento viendo el espectáculo. El desastre en el que se había convertido la sala. Levantó la vista y en el rincón más cercano al escritorio, una pequeña araña. Por la poca luz que llegaba a ese extremo, podía observar que era de un cuerpo negro y brillante mientras que de él cuatro pares de patas permanecían quietas sobre la telaraña. No se movía. La miró, con extrañeza. Admiraba su inmovilidad.
-¡Qué! ¿Qué me estás mirando? ¡Bicho del infierno!- y en eso, le tiró con un libro de la biblioteca- ¿Te gusta eso? ¡Eh!- y le arrojó otro.
 La araña se sentía amenazada, pero ofreció resistencia. No se inmutó.
 La situación lo exasperaba. Tomó todos los libros de la estantería y le arrojó los que pudo, mientras que el resto los tiró por el suelo junto con los vidrios. Cuando los libros no fueron suficiente, tomó las botellas y las arrojó contra la pared. El ruido era infernal. Entre todo el lío, la araña continuaba en su ademán silencioso.
 En ese estado, de ira repentina, la luna brillaba en lo alto del ventanal sobre un azul profundo rodeado de pequeños puntos ausentes y brillantes. Una sombra mal ubicada fue a dar en la habitación, el viento y los árboles le jugaron una mala pasada. Su cuerpo entumecido de alcohol, creyo ver que la araña se avalanzaba hacia él y trató de deshacerse. Se dio vuelta con urgencia y entre esos movimientos fue a tropezar con la pata del sillón y al caer dio su cabeza contra el esquinero de la pequeña mesa.


 Allí quedó en el suelo, desangrándose. Con pedazos de vidrio encrustados en la piel. 
 La araña tejía su telaraña con ademán insistente porque esa era su labor. Vivía solamente para atrapar insectos con ella y defenderse con su ponzoña de la amenaza externa. Ante cualquier dificultad posible, ella picaba y el veneno entumecía cada parte del cuerpo de su víctima. En el hombre, le llevaría unas dos o tres horas en afectar el sistema cardíaco y apagar de golpe el sonido de su corazón.
 La araña es un insecto demasiado pequeño para tener en su cuerpo demasiada maldad y provocar tanto daño. Pero el hombre no entiende que el animal lo hace por supervivencia, siguiendo sus netos instintos.
 Miles de veces el hombre abandona aquello que le fue dotado, la razón, para dejarse llevar por instintos animales y su egoísmo.

 Nadie sabe qué fue de él. Si murió aquella noche, o permanece aún protegiéndose de un insecto que no le ha hecho nada.

17.4.11

Tim

 Mara conocía a Tim desde no saber cuándo. Tenía los primeros recuerdos de la vida con la imagen de Tim. Empezó a hacerse vívido desde los comienzos, desde su temprana existencia. Su mamá le decía que Tim conocía a Mara desde el día de su nacimiento, pero ella no lo recordaba bien, obviamente por la corta edad. Era tan sólo una bebé.
 Mara hoy tiene 17 años, es una muchachita alegre y juvenil. Ama leer, escuchar buena música y es hasta el día de hoy que aguarda la llegada de su príncipe azul, todos ellos galanes de cine y tevé. Mara lleva ya unos 13 años de conocer a través de su memoria a Tim. Pero según la teoría de su madre, se conocen hace 17 años. 
 Tim es ya un hombre entrado en años, con unas pocas canas a cuestas, es una persona que a simple vista se asemeja a una roca. No sólo por su contextura física, sino por la rudeza y frialdad que existe en su corazón. Una piedra debe tener más carisma que Tim.

 La relación que une a Mara y a Tim, es en verdad extraña. Nunca entre ellos hubo un 'te amo', nunca hubo ni siquiera un 'te quiero', jamás un abrazo, jamás un saludo, jamás un saludo de las buenas noches, jamás una charla. Y eso pesaba en el corazón de Mara, porque ella si lo amaba, si lo quería, si lo abrazaría, si lo besaría y se sentiría de mil maravillas entablando una conversación con Tim. 
 Llegó al punto que Tim ni siquiera le dirigía la palabra a Mara, y eso provocaba que todas las noches bañara la almohada con sus lágrimas, y siempre lamentándose, y siempre echándose la culpa de que todo lo que pasaba era por sus faltas, por amar a una piedra.
 Mara siempre hizo de lo imposible, posible; para tratar de remediar esta situación. Siempre buscaba temas de conversación. Siempre buscaba ese cariño que tanto anhelaba, pero Tim parecía no entender las indirectas que Mara proponía. Ni siquiera se inmutaba en su presencia, para Tim, Mara era una cosa sin importancia.
  Él nunca se preocupó por el por qué de sus ojos brotaban lágrimas, o por qué estaba refunfuñada con ella misma, por qué no sonreía. Nunca se emocionó por sus logros, que eran muchos y nunca se preocupó por ayudarle a solucionar sus defectos. Para Tim, Mara no era nadie.
 Tim tenía la estúpida idea de creer que las demostraciones de su amor se basaban en trabajar y trabajar, pero no entendía que Mara prefería morir de hambre por días con tal de que Tim le dijera lo mucho que la quería y la valoraba como persona. 
 Para Mara, Tim era una especie de héroe. Una persona invencible e incansable. Pero Tim siempre era un ideal muy alejado de lo que ella buscaba ver. Tim nunca fue el Tim de sus sueños, aquel que la llevara a pasear, que le regalara flores, que le contara cuentos, que fuera el Rey y ella su princesa, que le dijera lo linda que era y lo mucho que la quería. Pero Tim era trabajar y trabajar. 
 La niñez de Mara estuvo marcada por eso, por la desilusión que Tim provocaba en su corazón y por la falta de comprensión que él le regalaba. Mara no entendía qué era lo que hacía mal. Si era una buena persona, que no le traía problemas, ¿por qué Tim no era capaz de darle una mísera prueba de su afecto?
 Frente a otras personas, Tim era todo lo que Mara quería y esa falsedad partía en mil pedacitos su corazón, todas aquellas expresiones la ofuscaban : "¿No es una persona excepcional Tim? Debe tratar así a todo el mundo" y Tim exhibía una sonrisa cálida de vitrina mientras que se alimentaba el resentimiento en el interior de Mara.
 Poco a poco aprendió que tras miles de intentos, jamás recibiría lo que ella buscaba. Asi fue que Mara se hizo una coraza donde ya nadie podría entrar, sobretodo Tim. Él ya no vería sus sentimientos, porque había escogido otra cosa, y eso no le parecía correcto a Mara.
 Fue deshaciéndose de la idea de intentarlo y se dejó caer en la indiferencia. La presencia de Tim le parecía de tan poca importancia que ya le daba lo mismo que estuviera cerca o lejos. Sus chistes no les daba ninguna gracia y ante un atisbo de palabra de parte de Tim, Mara contestaba con un rostro serio y falto de sentimiento.


 Dejaron de verse, por completo, y Mara se sentía ahora mejor, porque había entendido que Tim era un caso perdido y la joven se había cansado de intentar.

 La indiferencia y la falta de amor, se tornaron lentamente en odio. Estar cerca de Tim le provocaba recelo y le crispaban los nervios, a tal punto que debía alejarse para no romper ese tratado de frialdad que había firmado secretamente con Tim, pero que él no lo sabía.
 Se podía decir que Mara ya no amaba Tim, y que él tampoco la amaba o le parecía indiferente. Por lo tanto jamás podrían llegar a entenderse. Mara y Tim, jamás serían algo ni siquiera se arrimarían a ser una familia.






Tim era un padre desinteresado y Mara una hija que se había desinteresado a la fuerza.

16.4.11

Andar andando, sólo andando por andar

 Yo no se si algún día aceptes y me respondas que si cuando te diga: "Cabrón, nos vamos a darle pelea a la vida. Asi que agarras tus maletas y me sigues, ¿o no?

 Y si tal vez me canse de esperar, no lo sé. Ahora tengo las cosas listas, la mochila preparada y la cámara a punto para partir.
 Y si me dices que no, pues no importa. Parto igual, a dónde nadie conozca quién soy, y si por qué no, a buscar lo nuevo.
 Ya ni siquiera sé que voy a llevar, por lo pronto, nada. ¿Para qué cargarse las espaldas de cosas que no sirven? Y de cosas que jamás voy a usar.
 Tal vez, un buen libro para no sentirse solo, si es que no quieres acompañarme, llevaré palabras que me hagan recordarte hasta que termine el viaje. Que tampoco pretendo que lo haga.
 ¿Por cuántos caminos pretenderé ir? ¿A dónde voy a dormir? ¿Qué comeré? Pues tengo una simple respuesta:
 ¿ A QUIÉN DEMONIOS LE INTERESA ? 

 Planeo sólo caminar, hasta que las fuerzas me lo permitan. Pretendo ir, por cualquier medio. Y pretendo sobre todo, no pretender nada. A nadie le importan los planes, y no los habrá por supuesto.
 ¿Y si nos fuimos a volar sin paracaídas? Estoy segura que ninguno va a quedar a la deriva. Somos como imanes, tú te mueves y yo me posiciono para quedar exactamente a la misma distancia, si es porque simplemente poseemos una fuerza de gravedad distinta, diferente a la de este mundo. Que no me entiende, pero ¿qué importa?
 Que te empiece a resbalar todo, es un ejercicio que se extralimita bastante de la conducta humana, pero cuando lo lográs, se siente tan bien. Porque ya nada te interesa.
 ¿Cómo te puedo decir en cien palabras todo lo que me gustaría ser? ¿Todo a lo que me gustaría encontrar?
 Si tengo fe de que todo saldrá una locura, pero no religión. Y nadie quiere que salga bien. ¿Para qué? Si todo fuera color de rosa, sería aburrido y el viaje no tendría sentido.

 Sólo quiero un cielo azul, un camino bordeado por el mundo, mis pies y un horizonte allá.. siempre lejos. Siempre corriendo, tratando de que jamás lo atrape porque cuando así sea lo podré encarcelar. Por ello, siempre lo perseguiré y espero que jamás se canse, aminore la marcha y se deje atrapar. Y si, vamos. Vamos a atrapar al horizonte.

 Por eso repito de nuevo la pregunta:



 C abrón, nos vamos a pelear la vida, a atrapar al horizonte. Agarras tus cosas y me sigues, ¿o no?


30.3.11



lo veo en tus ojos, cansados de llorar..
 


26.3.11

Tengo abierta la ventana, porque asi se escapa el tiempo sin verte.

 Debo admitir que se me hace tremendamente dificil seguir así, de este modo. Pero me advertiste al irte que esto sucedería. Me preguntaste si estaría bien, y sin poder dejar mi orgullo de lado te contesté que ya ibas a darte cuenta por ti mismo, lo verías. Verías de todo lo que era capaz.
 Mentí. Te dije que no te necesitaría, que sin ti podría seguir adelante, porque yo era fuerte. Y te lo iba a demostrar.
 Cerraste la puerta tras tus pies y tus maletas, y de mis ojos brotaron lágrimas que en vez de tristeza, eran de pura rabia. Rabia y frustración. No podía permitir que alguien así pudiera llevarme al extremo de ser tan dependiente. Moría de ganas porque el tiempo pasara y vieras que ya no te necesitaba, que era una mujer independiente, entregada a lo que yo consideraba, mi vida, mi trabajo, mis estudios. Y cuando lo vieras te ibas a dar cuenta que estabas arrepentido de tu decisión, que me extrañabas a mares y que no podías continuar con tu vida, porque te faltaba la otra mitad.
 Pero el tiempo pasó, y no sin resultar totalmente trágico y fastidioso. Porque los papeles se habían dado vuelta. Quién era independiente y entregado, no era yo, sino tú. En cambio, la que extrañaba, la que lloraba, la que no sabía como salir de un círculo vicioso, era yo.
 No volviste jamás y como boba yo te esperé. Tal vez más tiempo del que merecías que te esperase. Pero nunca cerré la ventana. Tal vez así, vuelvas, flotando entre la brisa. Tal vez, tu perfume llegue a mi, y si tengo suerte aparecerás cuando menos lo espere.
 Y sin ningún tipo de remordimiento de parte de los dos, nos miraremos con dulzura, me darás flores: rosas blancas; mis favoritas ¿cómo lo recuerdas?
 Las aceptaré, me dirás cuánto me extrañaste y te contestaré que siempre lo supe, y que tambien siempre supe que vendrías, y que por eso te esperé tantos años en soledad. Me dirás: te amo; y te diré que nadie más que yo puede amarte de esta manera.
 Y colgado de un beso, se disipa en el ambiente la fantasía. La realidad es que ya no estás. Y tan solo estaba soñando despierta o dormida, ya ni me doy cuenta.
 Únicamente me levanto y doy unos pasos, aún impresionada por la ilusión, hacia la ventana. Miro hacia afuera, no anda un alma por la calle. Inspiro con fuerza y no siento tu perfume. Todo el aire de mis pulmones se va en un enorme suspiro.
 Cierro la ventana algo desilusionada. Pues ya no vendrás.

20.3.11

Gayola

  Hace unos meses que caí acá en la gayola. Una injusticia. Me culparon de un robo que no cometí. Me dijeron que me había robado un cuero marca Correa, que lo encontraron abajo del catre que mi tata me había dado cuando me casé con la vieja. Si habré dormido miles de noches con ella ahí y otras mil afuera con el perro Cachira por llegar borracho.
  No puedo creer, el daño que le hice, a pesar que de esto soy inocente, tal vez estoy pagando con creces todas las noches que volvía del bar, con unas copas de más, medio mamado y me desquitaba de la pobreza, del hambre y la mala suerte con ella. Tan delicada.
  Y también, como extraño a mi pibe. Ese que se fue un fin de año y nos dejó; a mi y a mi vieja solos como dos perros. Todavía no quiero (ni puedo) entender por qué se fue, pero lo hizo por su bien, según él.
  Se que no me van a tener acá por mucho tiempo. Espero volver pronto a mi rancho, volver a ver al perro flaco. A la vieja y a la miseria.

17.3.11

El Piano

  Cada nota es un alivio. Si hace días estoy sentado al piano tratando de volcar allí la melancolía. Cada nota me lleva a un espacio donde no existe la maldad, la codicia. La música es la salvación del mundo. Por lo menos en mi mundo.
  Mis dedos sobre las teclas se sienten como un remedio para la fatalidad, un letargo que me adormece. Ya he cambiado de parecer, y he cambiado mi ser porque tu lo pediste. ¿Y qué conseguí a cambio? Te fuiste y me dejaste aquí junto al piano.
  Si antes te sentabas a mi lado a escuchar la dulce melodía que de mi nacía al verte, que nacía de tu corazón y que yo lo tomaba para transformarlo en algo armonioso y dulce como tu cuerpo. Tus latidos eran los pulsos con los que conseguía guiarme, tu voz eran mis corcheas y tus miradas, mis silencios. Eras en sí, una partitura en vida. Tu belleza mi clave de sol. ¿Qué nos pasó? Si veo ahora y ya no estas a mi lado, junto al piano.
  Miles de noches he soñado, miles de veces me he inspirado con tu presencia en mi vida. Pero ahora, ya no estas y ¿qué debo hacer?
  Seguiré en el piano, tocando sin parar un segundo. Porque es allí donde estás, aunque no te vea. Allí estás y lo estarás por siempre. Mientras la música salga de allí, allí vivirás. Tanto así como en mi corazón. Mis recuerdos te pertenecen, pero eso ya lo sabes

16.3.11

Mis ojos se ven cansados de llorar

Dame un beso que me haga viajar,
dame una canción para esperar,
dame una razón para cambiar.

Dame un sueño roto para coser,
dame un libro que me haga crecer.

Cuando el mar no tenga sed y el amor sepa perder.
Venderé mi corazón, para darte algo mejor.

Perdoname, abrazame,

               ..te he visto llorar,
donde nadie llora más, donde el amor sabe mal,
donde los besos se van, donde la vida da igual,
donde nada es de verdad, donde no existe la paz

Dame un par de noches y te amaré,
dame una sonrisa y no te olvidaré.

Cuando el mar no tenga sed y el amor sepa perder
Venderé mi corazón para darte algo mejor.


Perdoname
                                                                                              
                                                                                                           abrazame,
te he visto llorar,
          donde nadie llora más, donde el amor sabe mal,
                       donde los besos se van, donde la vida da igual,
donde nada es de verdad, donde no existe la paz.

13.3.11

Cuando ya no nos quede nadie.

  Y es cuando uno está al final de todo cuando se da cuenta de que lo importante en la vida fue eso, vivirla. Y que lo más insignificante se convierte en lo único en lo que uno debe ansiar.
  Pensar cansa. Y aún más volcar las cosas al texto, lleva un trabajo de selección y orden. En el arte de escribir, el cual más que arte; varía, fluye y se sincera a la hora de hablar de estados de ánimo. Y es ahí, cuando mi ánimo flaquea, que reflexiono sobre una filosofía de vida bastante barata que claramente me involucra e involucra a la gente más cercana, tocada de lleno o en parte por mi bipolaridad. El ánimo flaco, que no se alimenta, es el más propenso a enfermar hasta perder la cordura. Propenso a ser atacado por miedos y dudas, donde las inseguridades toman el control, encarcelando a la mejor parte de mi: el poco optimismo que me nace y me caracteriza.
 ¿Será mi culpa dejarme gobernar por instintos pocos saludables? Caer en estos pozos es un acto bastante imprudente. Pero conozco el camino, creo saber por dónde andar.. ¿hasta dónde ajustar la cuerda? ¿cuándo tirar de ella? ¿cuándo aflojar o desatar? Algunas veces mi capacidad de autocontrol, sobrepasa mis límites.
 Siento como si deseara escarbar el agujero de mi pecho y arrancar la mala hierba para volver a la tranquilidad y serenidad que tanto necesito.
 "Y aunque yo me aferre con la fuerza de un millón de soles,
           y me arranque con las manos el alma"
  Pero hay momentos que alcanzar esa "simil" paz, lleva un trabajo y una dedicación que no puedo tener ahora. Asumo que en estos momentos no puedo.
  Ni siquiera sé del por qué de la razón de estar escribiendo esto. Simplemente tengo malos días. Pero tengo derecho a tenerlos.
  No encuentro la forma de hacer algo por mí misma. Debo buscar todas aquellas cosas cosas que hacen sacar lo mejor de mi desde lo peor que me cubre ahora. Y ni siquiera se si todo lo que pasa ahora se va a solucionar con algo tan simple y complicado como el tiempo.
  Agradecería que algo apareciera; un saludo, una palabra, un simple abrazo. Me basta que todo aquello funcione como un cable a tierra que me haga recordar quién soy y qué es lo mejor que puedo hacer. Que haga sacar a la muchacha simpática que tanto me gusta ser, por lo menos hasta mi próximo cambio de humor..

 En fin, bienvenidos al ruedo. Nuevamente