No sólo es furia, es una mezcla explosiva, furia, ganas de salirse de sí, ganas de llorar, de reír, de decirte cosas que jamás le diría a alguien, cosas sin sentido, con sentido, disparates, realidades y mentiras. Pero no voy a decirte verdades, porque no me has dicho ninguna. Cosecha lo que sembraste, sólo mala peste, mala yerba, no sirve ni para dar color, ni para dar sentido al paisaje. La mala yerba no combina con las flores.
Es un silencio solitario, un silencio que es a sí mismo es peligroso, es molesto e irritable. Si pudiera llenar cada hueco, lo haría. No quiero dejar un silencio, porque siento que el silencio te hace pensar y reflexionar. Eso no me serviría de nada, quiero decir estupideces y que salgan a borbotones como la sangre de un niño que ha caído de bruces a la vereda.
Quiero rasparme el corazón, rallarlo y eliminar cualquier vestigio de tu existencia. Sé que las heridas que se hacen nunca más se borran, pero por lo menos quiero encontrar un analgésico para olvidar el dolor por un tiempo, porque para siempre va a ser demasiado complicado. Pero no me resisto, voy a encontrar la fórmula rápido, porque empieza a surtir efecto.
Estoy buscando alguien que me de la mano sin lastimarme, sin prometer cosas en vano, cosas que después no se cumplen, estoy bastante suceptible con la verdad, creo que nada es verdad, todas son verdades como chivos expiatorios de otras mentiras. Quiero que me inviten a salir de lo que siento, quiero que no me suelten, ir juntos, y a la par.
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