Y si tal vez me canse de esperar, no lo sé. Ahora tengo las cosas listas, la mochila preparada y la cámara a punto para partir.
Y si me dices que no, pues no importa. Parto igual, a dónde nadie conozca quién soy, y si por qué no, a buscar lo nuevo.
Ya ni siquiera sé que voy a llevar, por lo pronto, nada. ¿Para qué cargarse las espaldas de cosas que no sirven? Y de cosas que jamás voy a usar.
Tal vez, un buen libro para no sentirse solo, si es que no quieres acompañarme, llevaré palabras que me hagan recordarte hasta que termine el viaje. Que tampoco pretendo que lo haga.
¿Por cuántos caminos pretenderé ir? ¿A dónde voy a dormir? ¿Qué comeré? Pues tengo una simple respuesta:
¿ A QUIÉN DEMONIOS LE INTERESA ?
¿Y si nos fuimos a volar sin paracaídas? Estoy segura que ninguno va a quedar a la deriva. Somos como imanes, tú te mueves y yo me posiciono para quedar exactamente a la misma distancia, si es porque simplemente poseemos una fuerza de gravedad distinta, diferente a la de este mundo. Que no me entiende, pero ¿qué importa?
Que te empiece a resbalar todo, es un ejercicio que se extralimita bastante de la conducta humana, pero cuando lo lográs, se siente tan bien. Porque ya nada te interesa.
¿Cómo te puedo decir en cien palabras todo lo que me gustaría ser? ¿Todo a lo que me gustaría encontrar?
Si tengo fe de que todo saldrá una locura, pero no religión. Y nadie quiere que salga bien. ¿Para qué? Si todo fuera color de rosa, sería aburrido y el viaje no tendría sentido.
Sólo quiero un cielo azul, un camino bordeado por el mundo, mis pies y un horizonte allá.. siempre lejos. Siempre corriendo, tratando de que jamás lo atrape porque cuando así sea lo podré encarcelar. Por ello, siempre lo perseguiré y espero que jamás se canse, aminore la marcha y se deje atrapar. Y si, vamos. Vamos a atrapar al horizonte.
Por eso repito de nuevo la pregunta:
C abrón, nos vamos a pelear la vida, a atrapar al horizonte. Agarras tus cosas y me sigues, ¿o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario