Tarde de llovizna gris, pero el sol está en ti. Hundido en tu regazo. Tejes y tus manos son dos lirios al amor, reposo en tu cansancio. Ven, te quiero ver andar, silencioso y frutal. Adagio de la espera. Ven que el tiempo es de los dos y por gracia tendremos primavera. Si eres pan que floreció en la mesa del amor y el vino de tu sangre es savia. Si tu aliento en el cristal, es cielo abierto al sol, la luz en tu regazo canta. Ven que este tiempo es de los dos y es gracia por nuestro amor

6.6.11

Mi amigo

 La luna manchaba el cielo de luz con toda la intensidad, y porciones de tierra quedaban atrapadas en la luminosa ocupación de presentarse inmóviles.
 Un pequeño bote amarrado al puente ya deshecho por los años. Ya ni maderas que lo sujetaran. La pequeña laguna creaba en el agua gracias a la brisa veraniega, ondas que chocaban contra el bote y producían un ruido sistemático.
 Se sentía la calma y la tranquilidad. Alzó su vista al cielo y vió el centenar de estrellas que acompañaban a la luna como en una danza. Cada una con un vestido más brillante que la anterior. Eran tantas, que se trataba de una misión imposible el intentar contarlas.
 -¿Qué está haciendo?- le preguntó.
 -¿Yo? Nada. ¿Por qué?
 -Pareciera que está haciendo algo.
 -No, para nada.

 Nuevamente el silencio. Envolvía el lugar. Solo percibía el leve silbido del viento sobre mis oídos y mis cabellos jugaban con la brisa.
 -No me lo podés negar.
 -¿Qué cosa?
 -Que no estás haciendo nada.
 -No te entiendo.
 -Yo tampoco- Y largó una risita gutural

Qué tipo de mierda, pensaba por dentro. ¿Por qué no se va a joder a otra parte?
- Porque me gusta hablar con usted.
-¿Ah si? ¿Y yo que culpa tengo? Ni lo conozco, jamás hablé con usted.
- Es que por lo menos, usted me agrede. La gente común ni siquiera me dirige la palabra. Lo cual si me agrede, me agrada.
-¿Está queriendo usted decir que yo no soy común?- le grité algo enojado.
-Claro que no. Usted no es común, lo cual no quiere decir que sea raro. Si a mi me dijeran raro, realmente me enojaría. Es lindo no ser común de vez en cuando, ¿no le parece?

No le contesté. Idiota.
-Epa- me dijo. Me agradaría más su sinceridad si me lo dijera así sin más.
-Idiota.
No alcancé a escuchar si realmente se rió. Y tampoco lo miré para cerciorarme

Luego de unos minutos, volvió a la carga.
-Qué noche tan clara, ¿no es cierto? Aunque un poco fresca, debo admitir.
-¿Por qué me habla del clima?
-¿Por qué no, le debería hablar de clima? Es algo tan importante en estos días. ¿No le teme al calentamiento climático?
-Ah, puras tonterías.
-Yo no lo creería asi, mi amigo.
Me estremecí al escuchar la palabra.
-¡Qué dijo!
-Que yo no lo creería así.
-No, no, eso no. Lo otro.
Pensó unos segundos.
-¿Mi amigo?
-¿Con qué derecho me llama así? Apenas le conozco.
-Tiene usted razón.


-¿Por qué se comporta así?- le pregunté.
-Asi, ¿asi cómo?
-Asi, me habla, me tutea y me trata de usted. ¿Por qué?
-Oh- rió. Eso, bueno, se trata de un problema que tengo. Procedo a explicarle. Me pasa, que hay veces que a cierta gente me produce llamarla de vos, de tutearla. Pero siento que en un instante, tengo la necesidad de no tutearla más y llamarla de usted. Como si la conociera de nuevo. ¿Me entiende?
-Eso creo.

-"Un señuelo, hay algo oculto en cada sensación.." Oh mi corazón se vuelve delator, traicionándome. ¿No ha escuchado esa canción?
-No.
-Mh, bien. Dice cosas interesantes, tal vez le agrade escucharla. O prefiere que se la cante podría hacerlo: "un suave latigo, una premonición dibujan llagas en las manos.."
-Ehm, podría callarse, gracias.
-Veo que no sos muy educado.
-Veo que usted no deja de molestarme.
-Y a ver, señor, en qué lo molesto..
-En mis pensamientos.
-Ah, ¿y en qué pensaba?
-¿Qué le importa?


Ya basta. Callese un minuto por lo menos.

-¿Reza usted?
-¿Qué dijo?
-Vamos me escuchó bien.
-Eso no le interesa- me miraba con curiosidad.
-Si usted lo dice, pero si tanto se oculta, es porque no lo hace. No quisiera presionarlo, pero va a arder en el infierno y usted lo sabe. Y desde aquí se llega más fácil.
-¿Más fácil?
-Claro, los pacientes que padecen de esquizofrenia y personalidades múltiples terminan enloqueciendo y acabando lentamente con su vida. Es un camino lento y asegurado hacia el infierno.
-Y rezar, ¿no me garantizaría el ir al infierno?
-Hay casos y casos, claro. Pero rezando, uno puede negociar con.- Y me señaló el cielo, repleto de estrellas como hace unos instantes- usted sabe.
-Rezar es negociar, entonces. Está negociando su lugar, se está jugando su localidad en el cielo de Dios.
-¡No! Callese, no lo nombre. Podría escucharnos.
-Si es por mí que lo sepa, que yo no rezo, no negocio. Para eso brindo con el diablo.
-Si usted lo dice.. Pero no diga que no se lo advertí.
 Negué con la cabeza.


Unos minutos más y se acabaría el descanso. Y de nuevo a las habitaciones blancas, a las camas vacías. Me dediqué a los últimos minutos y observé el cielo, el bote que jamás dejó de golpear los bordes de los maderos, la brisa sorda y fresca.

-Vamos Mariano, ya nos tenemos que ir.
Miré a la señorita de blanco que me esperaba como todas las tardes.
-Si, ahí voy. Deje que me despida de mi amigo.
-Ah, ahora soy su amigo.
-Después de todo, ¿no me dijo que el que lo agredía le agradaba? Conforme hombre.
-Muy bien. Adiós- me respondió con una sonrisa.
-Adiós.

-Vamos Mariano, dale que tenés que acostarte.
-Si, ya voy.

Mariano se levantó y echó el último vistazo a la laguna. Dejó el banco en silencio y en soledad. Mientras marchaba con la enfermera, no podía evitar reír.
-Otro más que se cree mi amigo. ¿Cómo no se va a creer mi amigo si vive dentro de mi?
-Si, Mariano. Tenés razón.

 Y los dos marcharon juntos al  blanco edifiicio de grandes puertas y altas ventanas

1 comentario:

  1. Ya te dije, me sentí tocada... con lo de Nico y yo viste, así es.

    Me gustó, mucho. Como siempre un placer leerte.
    Te amo amiga. Scout.

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