Tal vez Lucy desde el cielo con esos diamantes tan brillantes se hubiera imaginado un mundo distinto, y por eso al ver que la realidad no era lo que esperaba, se inventó un par de ojos de caleidoscopio así no preocuparse por ver la absurda verdad y observar la que ella se inventó.
¿Cuántas veces soy Lucy? Tratando de nublarme la vista para no ver lo que no quiero. Y si, inventar lo que quiero ver y no me duela. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Es obvio que alterar la realidad nunca funciona y hasta a veces es peor porque cuando te cruzás con la posta cara a cara, duele y mucho. Y a pesar de todo eso, ¿cuántas veces más querré ser la chica con ojos de caleodoscopio? Nunca se aprende.
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