Me encuentro esperando la vorágine de mi vida. Mi vida, tan simple, sencilla y a la vez desorbitante. Me encuentro esperando el momento exacto en el cual se vaya a la banquina. Basta de tanta calma. Me encantaría tener problemas que solucionar, me gustaría meterme en mis propios problemas y no tener que estar solucionando la vida ajena de todo el mundo. Cada uno que se meta en su cabeza loca y divulgue los problemas a su fuero interno, o externo, pero suyo. ¿Cuándo llegara el remolino que me envuelva la cabeza, que me deje con la incertudimbre del no se qué hacer?
Quiero desorden, confusión y precipitación. Quiero que mis sentimientos dejen de decirme lo que sienten, por lo tanto no escuchar nada.
Ansiando la vorágine.
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