Tarde de llovizna gris, pero el sol está en ti. Hundido en tu regazo. Tejes y tus manos son dos lirios al amor, reposo en tu cansancio. Ven, te quiero ver andar, silencioso y frutal. Adagio de la espera. Ven que el tiempo es de los dos y por gracia tendremos primavera. Si eres pan que floreció en la mesa del amor y el vino de tu sangre es savia. Si tu aliento en el cristal, es cielo abierto al sol, la luz en tu regazo canta. Ven que este tiempo es de los dos y es gracia por nuestro amor

23.11.10

Alma

 La luz encandilaba mi mirada, y el sordo grito de mi alma me despertaron de mi sueño. Había durado unos cuantos pocos minutos, pero los suficientes para desatar la tragedia. Volvi a escuchar gritos, pero esta vez provenían del lado del acompañante, la luz se acercaba cada vez más y no fueron suficientes los esfuerzos de pegar el volantazo y tirarme a la banquina. 16 ruedas nos dieron de lleno, y un acoplado terminó sobre nosotros. Sólo veía fierros y a vos. Tenía la esperanza de que respiraras, pero no pude hacer nada porque al instante, entre fierros, sangre, combustible y gemidos de dolor, me desvanecí.
 Entré en una parte irreconocible de mi, donde todos mis pensamientos vagaban de un lado al otro, sin rumbo fijo. Si todo estaba bien, estabamos contentos porque todo había salido bien. Habían sido los mejores cuatro días de mi vida, eso es irremplazable. Pero todo eso quedaba en el olvido, ¿qué pasaba?
 Escuchaba voces lejanas, acompañadas de un constante silbido proveniente de no se dónde pero que hacían eco en mi oído. Las voces, hablaban de a ratos y en otros callaban.
 "No pasa de dos horas" "Aparentemente no traía luces delanteras" "¿Llamaron a la ambulancia?"
 Desperté, y me encontraba en la acera, tirado y malherido, con un dolor punzante en el muslo y al intentar verme, las naúseas me frenaron. Tenía un pedazo de parabrisas en el muslo, cortandolo todo. Una voz me advirtió que no me moviera y que pronto me vendrían a buscar para llevarme al hospital. Con un hilo de voz, pregunté por quien me tenía en vilo, pero no alcancé a escuchar la respuesta, sólo un lejano bisbiseo pues volví a desvancerme.
 Retorné a la realidad varias horas después. Y al despertar me vi, tirado en una camilla, pero no fue como verme desde la camilla, fue verme fuera de ella. Como si estuviera viendo un retrato, una imagen desgastada y borrosa de mi. Veía tanta gente a mi alrededor, veía mi herida en la pierna y las personas hablaban todas a la vez, sus voces eran como zumbidos preocupados y alterados por intentar revivir una inerte masa.
 Me di lástima, angustia y preocupación. Mi corazón no daba señales aceptables de vida, repiqueteaba tan silencioso. Se apagaba lentamente, mientras los médicos buscaban una solución a corto plazo, porque a largo plazo no iba a resistir. Todo eso veía mientras estaba alli como la sombra de mi mismo, observando desde lo lejano. Supuse que era mi alma, pero me negaba a aceptarlo plenamente porque nunca fui lo suficientemente creyente como para creer en eso del desprendimiento del alma sobre el cuerpo.
 Pero me veía como un espectro de mi conciencia e inconsciencia a la vez, observando y reflexionando sobre la imagen que percibía con estos ojos que sentía que ya no eran míos, ni mis manos, ni mi cuerpo. Me había desprendido de él y no sabía qué sería de mi.
 ¿Esto era temporal, pasajero? ¿O era eterno? Practicando un balance, ¿qué me tocaría ahora? ¿El cielo o el infierno? ¿O que otra cosa? Nunca creí en eso del cielo e infierno, si el bien y el mal existen, pero... ahora todas las preguntas se agolpan en mi ¿mente? o sea lo que sea que tengo ahora, que soy un ánima. No se que me deparará el futuro, si es que lo tengo.
 ¿Estoy vivo? ¿O muerto? ¿Estoy? ¿O soy?
 Lentamente salí de la habitación blanca donde sobre ese plano reposaba mi cuerpo, mi antigua morada. Salí y me fui lejos, caminé por lados que nunca había caminado. Vi la desolación, los niños que hacen malabares en el semáforo por unas monedas, vi un ciruja que juntaba los cartones y otros que revolvían la basura. Otros que apresurados por las calles corren con su teléfono celular en mano, otros despreocupados, otros que cruzan en rojo, otros que insultan, otros que despilfarran en fastuosos objetos y opíparas comidas,  y ¿qué realidad era aquella donde estaba parado?
 ¿Por qué jamás me preocuparon aquellas sencillas cosas, importantes ahora? ¿Por qué nunca les presté atención? ¿Por qué vivía enfrascado en un mundo tan hueco, bizarro y sin sentimientos? Austero.
 Era un animal dentro de la manada, que corría y seguía el curso del agua. Y la pregunta más importante, ¿por qué ahora me interesaba todo aquello que había ignorado antes? Necesite llegar hasta el extremo más extremo para entender dónde me encontraba, y ahora es bastante tarde porque no tengo fuerzas, no puedo asir los objetos, no puedo comunicarme, no puedo hacer algo. No tengo unas manos fuertes, no puedo gritar, no puedo movilizarme, no puedo. Todo ello tendría que haberlo hecho mientras formaba parte de un único ser: alma y cuerpo.


- Despejen. Habrá que hacer masaje cardíaco, no puede irse así- escuché. Las voces estaban entre un dejo y el esclarecimiento. Tras una breve descarga, logré rescatarme de ese pozo donde había caído. Aquella ventana hacia la verdad.
 Tum tum. El corazón volvía a sonar.
-Está estable- una somnolencia me dominó y cai nuevamente en la inconsciencia, esta vez, era más tranquila

2 comentarios:

  1. Negra, de todo corazón te lo digo...
    tenés un don. Veo apenas una vaga línea de lo que es la canción, es impreisonante que de algo así hubieses armado este texto.
    Me encanta, muy bueno realmente.
    Te envidio! ojalá escribiese asi de bien. La próxima J.K.Rowling :|.
    TE AMO CON EL ALMA; no lo olvides.
    Aguante Torchia, y aguante Ale!, y GC y el resto.
    Saludos. Mamber.

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  2. Che gracias, como dijiste empezaré a escribir en servilletas.

    Aguante Torchia che! y Ale :$

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